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Premio Nacional de Literatura 2025

Ramón Díaz Eterovic: “Con ‘Heredia’ pasó que el personaje superó al autor”

Ramón Díaz Eterovic: “Con ‘Heredia’ pasó que el personaje superó al autor”
Ramón Díaz Eterovic, ganador del más reciente Premio Nacional de Literatura, ha publicado en su carrera 22 novelas en Chile y más de 30 en el extranjero.
Su personaje central, el detective “Heredia”, ha trascendido a otros formatos como el cómic, la televisión y también ha inspirado una serie infantil.

Solo hace diez años el escritor Ramón Díaz Eterovic dejó su doble militancia en el servicio público y la escritura, oficios con los que convivió durante gran parte de su carrera, desde que comenzó sus estudios universitarios de Administración Pública mientras realizaba cursos de literatura, todo en la ۶Ƶ. Trabajaba en las oficinas del entonces Instituto de Previsión Social mientras relataba las aventuras del detective “Heredia”.

Ganador del más reciente Premio Nacional de Literatura, Díaz Eterovic ha publicado 22 novelas en Chile y más de 30 en el extranjero, además de libros de cuentos, poesía y narrativa infantil, convirtiéndose en el principal autor del género policial chileno.

–¿Cómo fue recibir el Premio Nacional de Literatura?

Por un lado, con bastante emoción, porque es, obviamente, el premio de mayor prestigio en Chile. Desde que tengo memoria como lector, veía el listado de los premios nacionales y me parecían nombres inalcanzables. Pero, en general, cuando uno escribe no está pensando en premios, y la misma historia del galardón está llena de escritores que lo merecían y no lo recibieron nunca. Entonces, fue muy emotivo, y me ha llamado la atención la cantidad de saludos de gente que lee mis libros, de otros escritores. Tengo la impresión de que ha sido un premio bien recibido, lo cual me alegra doblemente.

–¿Cuánto de este premio es del personaje “Heredia”?

Hay una cosa como que el personaje supera al autor, lo cual está bien porque así uno pasa más desapercibido. Hace años que tengo una buena recepción entre los lectores, y cuando participo en alguna actividad siempre hay gente. También voy mucho a liceos y colegios a conversar con estudiantes. Y, bueno, además “Heredia” se ha movido en otros formatos como el cómic y la serie de televisión. También hay una versión, aunque no actúa directamente “Heredia”, en unas novelas para niños donde los protagonistas son unos pequeños vecinos suyos: “Roldán y Mercedes”.

–¿Era ya el momento de que la novela negra ganara?

Hace dos años hubo alguna posibilidad, pero al final ganó Hernán Rivera Letelier, lo que igual me alegró mucho porque somos amigos desde hace tiempo, desde que empezamos. Incluso yo presenté La reina Isabel cantaba rancheras acá en Santiago cuando recién se publicó. Y bueno, uno de los premios nacionales que me apoyaba en la postulación este año era él.

Comienzos literarios, universidad y dictadura

Aunque ingresó a estudiar Ciencias Políticas y Administrativas en la Casa de Bello, la carrera finalmente cambió en dictadura y egresó como administrador público. En paralelo, continuó con sus aventuras literarias, las que, relata, comenzaron mucho antes, en su época escolar.

“Comencé por la literatura porque, siendo adolescente, estudiando en el liceo, era un muy buen lector y empecé a escribir mis primeros poemas y cuentos. Entonces, cuando llego a la Universidad, en la mochila traía un compartimiento con las cosas que escribía, y tuve la suerte de conocer a otros estudiantes, mechones también, que a su manera escribían poemas y cuentos. El año 1975 formamos un taller literario que se llamó Extravagario. En esa época hacíamos lecturas y sacamos una revista que se llamaba Luz Verde para el Arte, que se hacía en mimeógrafo y que probablemente haya sido una de las, si no la primera o la segunda revista cultural que se hizo en la ۶Ƶ después del golpe militar. De hecho, al cuarto número la censuraron. Nos llamaron del Centro de Alumnos y nos dijeron que si queríamos seguir estudiando dejáramos de publicarla. Pero ahí empecé a escribir, me gané algún concurso al interior de la Universidad, y de alguna manera todo eso reafirma el deseo de escribir”.

–¿Cómo fue transitar entre la carrera universitaria y la literatura?

Me tocó vivir en la Universidad entre 1974 y 1979. Obviamente era una institución vigilada y controlada; había soplones que entraban a la sala de clases para escuchar lo que decían los alumnos. Una revista que era exclusivamente literaria fue censurada. Pero, con todos esos contras, la gente que quería hacer algo creativo trabajaba y se unía. En esa época surge lo que se llama la Agrupación Cultural Universitaria, que fue un fenómeno que unió a todas las carreras de la ۶Ƶ. Allí se encontraban quienes hacían literatura, teatro, música, danza; todas las artes que te puedas imaginar. Participamos también en el acontecer político estudiantil, y de alguna manera nos tocó vivir las primeras manifestaciones y grandes asambleas.

–¿Y logran convivir los estudios con la escritura?

Fui buen estudiante hasta que me titulé. Yo tenía la intención de estudiar Ciencias Políticas y Administrativas, pero me tocó solo la parte administrativa por la dictadura. A más de un profesor lo fueron a buscar y se lo llevaron por críticas que hacían en su clase. Una vez titulado, trabajé un año en la Dirección de Presupuestos y después como 27 años en lo que al principio se llamaba CNAE, luego Instituto de Normalización Previsional y más tarde Instituto de Previsión Social, pero siempre vinculado al área de la previsión.

–¿Cómo fue compartir los días entre el trabajo, la vida de oficina y la escritura?

Efectivamente, en Chile es muy difícil vivir de lo que se escribe. Recién hace diez años me fui del trabajo y me dediqué solo a la literatura. Inicialmente es muy complicado, así que trabajaba como cualquier funcionario y le quitaba tiempo a las tardes y las noches para escribir. Había que hacerse el ánimo y seguir escribiendo, aunque no tuviera todo el tiempo del mundo.

“La verdad, el crimen y la justicia”

Fue en 1985 cuando publicó por primera vez a su personaje “Heredia”, luego de haber incursionado en la poesía y los cuentos. “Quería dar el salto a la novela, que tiene otras exigencias, y hacer algo distinto a lo que se estaba escribiendo. Sin ser un adicto total a la novela policial, en algún momento pensé que el género trabajaba con elementos que me interesaba incorporar: la verdad, el crimen, la justicia; eso que en Chile faltaba estaba en la base del relato policial, porque en él siempre hay una verdad que se busca, se investiga y hay un descubrimiento, y un intento de que esa verdad se transforme en justicia”.

–¿Por qué eligió la novela negra?

En Chile sobraban los temas. Leí a autores como Osvaldo Soriano, que hablaba de la dictadura en Argentina, y a Manuel Vázquez Montalbán, que a través de la novela policial hizo la gran crónica de la transición política en España posterior a Franco. Empecé a sumar elementos y dije: “Bueno, probemos”.

–¿Imaginó el éxito que tendría?

Al principio nunca imaginé que iba a ser una serie, pero quedé con la idea de que el personaje y el género tenían aún más posibilidades de desarrollo. También fueron estimulantes algunas críticas que recibí, no muchas porque tampoco se podía escribir del tema en la prensa, pero sobre todo los comentarios de otros escritores y de gente que lo había leído. Ya me embarqué en otras novelas y por ahí por la cuarta dije: “Bueno, este es el punto de vista que voy a trabajar para escribir de los temas que me interesan”. Eso no significa que haya abandonado otras cosas, porque he escrito novelas históricas y obras para niños, pero obviamente el género policial se convirtió en mi preocupación creativa principal.

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