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Jardín y Sala Cuna Santos Dumont: un espacio de aprendizaje y colaboración para las familias en la formación de sus hijos

Jardín y Sala Cuna Santos Dumont: un espacio de aprendizaje y colaboración
A inicios de octubre fue inaugurado oficialmente el Jardín Infantil y Sala Cuna Santos Dumont, el primero de la JUNJI en la comuna de Independencia que beneficia directamente a 144 niñas y niños, quienes cuentan con un espacio de calidad para su desarrollo y aprendizaje.
Myriam, es funcionaria de la U. de Chile hace 11 años y diariamente lleva a su hija, Samanta, a la Sala Cuna y Jardín Santos Dumont que desde agosto la recibe.
"Estamos súper bien acá, la verdad es que estamos contentos. El jardín es bonito, las educadoras son todas un amor. La Josefina, como encargada, también apoya siempre: cualquier duda que tenemos, ella la responde y te ayuda en lo que necesites", dice Myriam, apoderada del establecimiento.

Contar con un espacio que permita que niños y niñas puedan desarrollarse, aprender y vivir nuevas experiencias, junto con compartir con otros en un ambiente seguro, es el anhelo que cualquier familia tiene. Por eso, la importancia de contar con jardines y salas cuna equipadas y con profesionales dedicados es primordial. Y esto, obviamente, al alcance de todos.

Recientemente, a inicios de octubre, se inauguró oficialmente la Sala Cuna y Jardín Infantil Santos Dumont, ubicado en el Campus Eloísa Díaz de la ۶Ƶ, con una matrícula total de 144 cupos, los que hoy se encuentran cubiertos dada la alta demanda. El nuevo recinto forma parte del convenio de colaboración entre el plantel y la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI), suscrito en 2015 para la construcción de jardines y salas cuna en recintos universitarios.

Myriam Rodríguez es secretaria de coordinación de postgrado de la Escuela de Graduados de la Facultad de DzԳٴDZDzí de la U. de Chile. Ella tiene tres hijas, de 12, 7 y 2 años. La menor, Samantha, es una de las niñas que diariamente están en el recinto educacional.

“Partimos nuestra jornada muy temprano. Cada uno se dirige a sus diferentes lugares y nosotras, con la Sami, venimos a la Universidad. Nos acompañamos un breve momento en la mañana antes de que ella comience su jornada en el jardín, compartiendo ese inicio del día que se ha vuelto parte de nuestra rutina”, comenta Myriam, destacando la importancia de contar con un establecimiento cercano a su lugar de trabajo, lo que le permite conciliar de mejor manera su rol laboral y familiar.

“Después caminamos un poco, la verdad es que está a muy poca distancia, y la dejo en la sala cuna (...) eso me permite trabajar con tranquilidad. Saber que está bien y tan cerca por cualquier eventualidad es una gran comodidad y una tranquilidad para nosotros como familia. Te puedo decir que hay un momento en el día en que me olvido de ella —en el buen sentido, claro— porque sé que está bien acá, y eso nos da una enorme tranquilidad como familia”, asegura.

Cada tarde, Myriam retira a su hija a eso de las 16:40 horas, horario de cierre de la Sala Cuna y Jardín Infantil Santos Dumont. “En la tarde se va contenta, feliz, ella ama a sus educadoras”, dice.

En mayo comenzó todo. En junio de este año, el establecimiento abrió sus puertas a la ۶Ƶ. No se demoraron nada en llenarse los cupos. De hecho, actualmente tienen una lista de espera de más de 100 familias que quisieran que sus hijos e hijas sean parte. A inicios de octubre, el ministro de ܳó, Nicolás Cataldo, junto a la subsecretaria de ܳó Parvularia, Junji, la Municipalidad de Independencia y autoridades de la U. de Chile, inauguraron oficialmente el lugar.

La encargada de este jardín es Josefina Arévalo. Ella trabajó en otros recintos, pero nunca había tenido la ocasión de hacerlo en un lugar con estas características. Reconoce que ha sido “un desafío muy lindo y enriquecedor”.

“Somos un jardín que partimos hace poquito, que nos estamos afianzando, que estamos trabajando para ser garantes de derecho y que los niños estén en un ambiente cálido, para entregar experiencias de aprendizaje de calidad y significativas”, dice la profesional en conversación con Prensa U. de Chile.

Además, reconoce que “muchas familias son migrantes, entonces tenemos que tomar los conocimientos que ellos traen de sus propios orígenes y adaptarlos a nuestro contexto”.

Actualmente, el nuevo jardín atiende a 141 niños y niñas en espacios diseñados bajo altos estándares de calidad definidos por la JUNJI. La infraestructura de 1.100 m² incluye acceso universal, baños inclusivos, calefacción central, cielos acústicos, rejas de protección integradas al diseño, y amplios patios y salas de expansión, garantizando un entorno seguro, inclusivo y adecuado para el desarrollo integral en la primera infancia.

“Es un jardín full tecnología. Tenemos calefacción en todas las salas, contamos con parlantes en todo el jardín, incluido el patio, tenemos salas que miden aproximadamente 65 m² con baño y mudador, seis salas en seis niveles, todas con sala de expansión. Con patio con juegos a la altura de los niños, hay sala de lactancia para salas cuna. Todo esto hace la diferencia en su formación”, dice Josefina.

Su equipo está compuesto por 28 personas: 25 funcionarias y tres manipuladoras. El objetivo central es que los niños y niñas estén en un ambiente seguro. “Tenemos un chat donde las familias se pueden comunicar con nosotras. Es un ambiente libre de pantallas, pero si los papás necesitan algo, entregar alguna indicación o simplemente saber cómo están sus hijos o hijas, nosotras los ayudamos. Lo importante es que los niños estén bien y sus familias tranquilas, que sientan nuestro apoyo”, afirma.

“Yo veo a mi hija feliz”

Es lo que nos dice Myriam en medio de la conversación. “Ha sido una experiencia maravillosa. La verdad es que siempre fue una tortura —desde que volví del postnatal— saber qué pasaría con mi hija. Una empieza a pensar cómo lo hará, porque una sabe que la Universidad paga hasta los dos años la sala cuna de los bebés, pero después no. Y tú te preguntas, ¿qué hacemos? Incluso hubo un momento que pensamos en tener que dejar de trabajar uno de los dos para poder cuidarla”.

Samanta llegó en agosto a la sala cuna. Hizo todo un proceso de adaptación. Los primeros días, solo un rato; después, ya un par de horas, hasta que logró cumplir con su horario. Ella va jornada completa, es decir, ingresa a las 08:30 horas y su madre o padre la retiran a las 16:40 horas aproximadamente.

Estamos súper bien acá, la verdad es que estamos contentos. El jardín es bonito, las educadoras son todas un amor. La Josefina, como encargada, también apoya siempre: cualquier duda que tenemos, ella la responde y te ayuda en lo que necesites”, puntualiza Myriam.

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