Alejandra Araya, directora del Archivo Central Andrés Bello y el equipo de profesionales a cargo de la organización de los ciclos temáticos, invitaron el pasado 31 de julio, a la Sexta Charla sobre patrimonio, "Historia Urbana de la Alameda", a cargo del profesor Simón Castillo Fernández, con el cual se concluye este exitoso recuento de herencias nacionales, en sintonía con el programa Bicentenario para la participación social y el rescate patrimonial, "Eje Alameda, Circuito Cultural".
Una sinopsis del advenimiento cívico, arquitectónico y socioeconómico de la Avenida Libertador Bernardo O'Higgins, que no ha podido aún desterrar su nombre fundacional del lenguaje cotidiano, fue proyectada en láminas gráficas y conceptos históricos presentados por el profesor Castillo, quien avanzó por el eje vial más importante del país, subrayando sus distintas funciones, políticas, innovaciones e incorporación en planes de desarrollo cívico.
El público asistente, mayoritariamente integrado por historiadores, urbanistas y estudiantes de posgrado, pudo apreciar en este punteo, la paulatina transformación de un espacio dispuesto inicialmente para el paseo y el goce estético, la "Alameda de las Delicias", hasta la vertiginosa arteria actual que conecta el centro de Santiago con sus periferias. La exposición de la primera obra vial del Libertador Bernardo O'Higgins, abarcó diversas categorías: la evolución urbana y arquitectónica, los barrios aglutinados como polos de progreso, la expansión de proyectos viales y transporte público, y la dimensión sociocultural de la producción social del espacio.
Según el profesor Castillo: "Antes que los edificios, se promovió la instalación estatuaria pública. La nación no se construye sólo con textos de estudios, se cimenta también a través de un arte estatal que lleva a la persuasión de pertenecer a una determinada nación".
Consecuentes, los gobernadores fundacionales instalan en este eje urbano los edificios regentes: "Fue también el primer sitio para la educación publica, con la construcción de la Casa Central de la ۶Ƶ a cargo de don Fermín Vivaceta entre los años 1863 y 1872, también llamado el Palacio de la Universidad".
Con todo, la charla dio cuenta del hecho que, mirado con detención, la Alameda no sólo es un eje de movilización y conexión, sino también un verdadero museo al aire libre, con un peso simbólico que reúne la actividad humana en la manifestación colectiva, obligando a mirarnos y a reconocernos. "En ese imaginario colectivo, este tramo central que da paso hacia el mar por Las Rejas y se encamina hacia la cordillera por el paso Providencia/Apoquindo, tiene el peso simbólico de trazar la vida fundamental que ocurre en el país", finalizó el historiador.