Nacida en Buenos Aires en la década del 70, do Brito se dedica a la docencia y a la redacción de textos didácticos para escolares. No se cansa de recordarle a sus estudiantes que la lectura “es un ejercicio de imaginación que nos entrena para el futuro. Si tengo un problema que resolver y mi imaginación está ejercitada, se me va a ocurrir más de una respuesta. En ese punto para mí es fundamental acercarnos a la lectura, la literatura”.
Amante de las autoras argentinas y latinoamericanas, ha leído a Colanzi, los cuentos de Samanta Schweblin y las novelas de Gabriela Cabezón Cámara, entre otras. Para ella, la literatura chilena tampoco se queda atrás, y confiesa que le interesa mucho la obra de Lihn y Mistral. Do Brito ve la escritura y la creatividad como una herramienta para retomar la voz de las mujeres y las madres.
¿Qué significa la escritura para ti?
Yo básicamente soy poeta. Si me tengo que definir, me defino como poeta. Para mí la escritura es un viaje a un mundo más interior, más propio y tiene que ver con un descenso a ciertos lugares particulares. Es un trabajo también, no me resulta fácil. Un poco como la del cuento, que tiene que encontrarse su momento para escribir.
Porque además de trabajar, soy mamá: tengo tres hijos. Hoy ya están más grandes, pero todavía tengo hijos en edad escolar, tengo uno en la escuela secundaria y una en primer año de la universidad. Muchas veces le he robado espacio a la escritura para la crianza.
Entonces, en este momento estoy recuperando el espacio de la escritura en mi vida, en mi trayectoria. Cuando era más joven tuve un momento en el que escribí mucho, después tuve un momento en el que no escribí, y ahora estoy volviendo.
¿Qué te motivó a escribir este cuento que finalmente gana una mención honrosa en este concurso de cuentos?
En un momento de mucha demanda de crianza, uno tiene que robarle espacio a la escritura. En un punto uno se siente culpable por ese robo, así como: "Uy, estoy ocupándome de otra cosa". Por ahí es un pensamiento muy del siglo pasado el mío. Hoy en día las mujeres lo encaran distinto.
En esto me doy cuenta de que tengo los 50 años que quiero negar, pero el haber elegido armar una familia y todo, digo: "En un punto nos lleva a dejar en un segundo plano el tema creativo".
Es eso sobre todo, empezar a recuperar algo de lo creativo y me parece que en el cuento aparece como un triunfo, el poder hace algo creativo, poder decir lo que uno quiere decir, más allá del prejuicio o más allá de que uno hable de este tiempo robado, pero bueno, es como retomar la voz en un punto del cuento. Por eso me gusta que haya obtenido una mención porque para mí era un cuento importante, que me ayuda a retomar la voz.
Y, ¿por qué es importante retomar la voz en la escritura?
La voz para mí es importante en muchos aspectos. Es importante en la escritura, también en el canto, en el habla, en la poesía. Hay algo del cuento que tiene un dejo de voz poética que, es más, lo he recibido como crítica: "Está buenísimo el cuento, pero es muy poético".
Entonces para mí es importante esto: recuperar en todo su sentido la voz, la voz del habla, la voz del canto, la voz de las mujeres, la voz también de las madres, ¿por qué no? Porque en ese punto es como volver a algunos lugares, pero con todo, habiendo atravesado toda la otra experiencia, esa experiencia de la especie. Para mí el parir, el tener hijos, el criar, el amamantar es parte de la parte más animal que tenemos. Digo, sos el bicho que pare, que ladra, que llora, que escucha, se despierta de noche cuando escucha un ruidito, uno se encuentra ahí en ese lugar de mamífero. Está bueno haber atravesado esa experiencia física para poder tener alguna otra cosa para contar.
¿Cómo te viene esta mención honrosa?
Me viene bien, viene contenta. Primero me sorprendió. Me pareció que estaba buenísimo que justo ese cuento hubiera tenido una mención. Está bueno que exista la posibilidad de un concurso así, que no tenga límites de edad. Estuve viendo que estaba Valeria Tentoni también, que es otra poeta argentina con quien hemos intercambiado en algún momento. Me pareció interesante que ella estuviera. Me llena de orgullo, me pone contenta.
¿Conocías a Marta Brunet?
La verdad, no. Mal lo mío, mal [risas]. Pero sí estuve hablando con otras poetas amigas y me dijeron: "Sí, es una escritora". El año pasado tuve una especie de crisis, dije: "Llegué a este momento de la vida y no tengo mucho publicado". Este año están saliendo dos libros más de poesía míos. Acaba de salir uno que se llama El camión y otro está por salir que se llama La araña.
Me agarró por decir: "Tengo que mover las cosas que tengo escritas", porque tengo un montón y quiero que salgan a la luz. Lo del concurso fue un poco una excusa para sacar cosas y mandar. Pero la verdad es que con gusto me encantaría interiorizarme más en la escritura de Marta Brunet.
¿Por qué es importante enseñarle a las nuevas generaciones la importancia de la escritura y de los cuentos?
Varias cosas. Primero, la lectura, desde mi punto de vista, que es algo que yo le digo a mis alumnos, es un ejercicio de imaginación, o sea, uno lee y en cuanto empiezas, vos te metiste en otro mundo. Vas creando los personajes, le pones la cara que vos querés, el pelo que vos querés, la sonrisa que vos querés. Uno va acompañando al personaje, los espacios, en la imaginación se está armando todo eso.
Ese ejercicio de imaginación nos entrena para el futuro. Por ejemplo, yo tengo un problema, lo tengo que resolver y si yo tengo ejercitada mi imaginación, se me va a ocurrir más de una respuesta. En ese punto para mí es fundamental acercarnos a la lectura, la literatura. Me parece que es una máquina de creatividad, una inyección de creatividad.
También la lectura y la escritura nos invitan a meternos en la cabeza de otra gente. Y eso está buenísimo, poder estar paseando por los laberintos del pensamiento de otros. Es como cuando dicen: "Ay, me encantaría ser una mosquita e ir a ver qué dicen". Bueno, es lo mismo. Sos la mosquita que está espiando.
¿Qué pasa en la cabeza de esa persona en ese momento? Por más que arme un personaje, por más que se arme una historia fantasiosa y todo, es eso: estás metiéndote en el pensamiento de otro y estás recorriendo el pensamiento y la palabra del otro.
Y estás recorriendo ese castillo que tiene armado en la cabeza. Eso me parece re sedutor, va. Me da intriga, me da curiosidad. Eso me gusta también. Por eso les digo y les diría que no dejen de leer, que no dejen de escribir. Que no le dejen todo a lo artificial, que usen lo natural, que está bueno también.
¿Por qué es importante que se potencien espacios culturales de difusión de las artes, de las letras?
A mí me parece importantísimo por muchas razones. En particular, en este caso me parece importantísimo por el intercambio, por conocer qué están escribiendo otras autoras de Latinoamérica, de Chile o del Cono Sur. De distintos lugares de Latinoamérica me parece ya importantísimo poder dar difusión, y no solo a las obras, sino por esta cuestión de curiosidad también.
¿Qué se está escribiendo? ¿Qué se está haciendo? ¿Qué se está pensando? ¿Cómo nos vamos a pensar de ahora en adelante? Las mujeres estamos escribiendo: ¿De qué escribimos? ¿Y con qué finalidad? ¿De qué manera estamos cambiando también el cánon? ¿Se puede cambiar? ¿Cómo lo hacemos?
Yo sigo escribiendo de adentro, pero un poco también estoy invitando a esa bajada a la catacumba en un punto. Las escritoras latinoamericanas están escribiendo terror, están escribiendo de todo, pienso en Mariana Enriquez. Están escribiendo, y me parece importante que haya lugares para difundir y conocer a otras autoras, para ver qué es lo que está pasando. Que seamos mujeres también me parece importante.
¿Algún mensaje que quieras entregar a nuestros lectores y lectoras?
Que no abandonen la lectura, que se dejen llevar, que se dejen sorprender, que es una buena compañera.