Junto con las palabras de bienvenida del Director del Departamento de Geografía, Prof. Pablo Sarricolea, y el saludo de las Delegadas Isidora Ansaldo, Isidora Salas y María Lourdes Morandi se dio inicio a este encuentro que reunió a académicas, académicos, estudiantes y público general en el el Hall Central de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la ۶Ƶ.
El encuentro debutó con la exposición de Claudia Soto, Co-directora de la Asociación de Geógrafas Feministas de Chile y geógrafa egresada de la FAU quien abrió su presentación recordando que volver a la Escuela es, para ella, “volver a un lugar donde viví momentos muy bonitos”.

La geógrafa expuso el trabajo colectivo que han desarrollado durante los últimos seis años en la organización, una red que reúne a más de 200 socias distribuidas en todo el país. “Nos movió la necesidad de posicionar la profesión desde una perspectiva feminista, visibilizando problemáticas geográficas y aportando a la toma de decisiones”, explicó.
Una disciplina masculinizada y la necesidad de disputar espacios
Claudia Soto relató que la fundación de Geógrafas Chile surgió como respuesta a un diagnóstico claro: la presencia de mujeres en la geografía aplicada era casi inexistente, especialmente en espacios de opinión pública, planificación territorial y gestión del riesgo.
“Veíamos discusiones muy masculinizadas, pese a que había compañeras altamente capacitadas. Para ocupar esos espacios teníamos que disputar su acceso”, señaló la geógrafa.
El trabajo de la asociación no tardó en expandirse. Desde estudios propios, como el Anual de Situación Académica y Laboral de la Geografía en Chile (2022), hasta la participación en congresos internacionales en Toronto y Ciudad de México, el colectivo comenzó a ser reconocido incluso fuera de las fronteras nacionales. “En Ecuador citaban nuestra experiencia; fue totalmente inesperado. Ahí comprendimos que nuestra voz estaba llegando más lejos de lo que imaginábamos”, relató.
El escenario político: un punto de inflexión
La exposición de Soto estuvo marcada por el contexto actual del país, donde decisiones institucionales en discusión podrían redefinir áreas clave para el territorio: gestión del riesgo, regulación ambiental, planificación, gobernanza del agua y protección de ecosistemas.
“Chile está en un momento decisivo. Si estas áreas no son priorizadas ni reciben inversión, tendrán un impacto directo en las ۶Ƶes”, advirtió. La geografía feminista, explicó, permite identificar cómo las desigualdades sociales, territoriales y ambientales se expresan de manera diferenciada en el espacio. Bajo el principio de que “el territorio no es neutro, y la ciencia tampoco”, la disciplina adquiere un rol crítico para visibilizar afectaciones que suelen pasar desapercibidas: desde la mayor vulnerabilidad de mujeres rurales frente a desastres, hasta cómo la transición energética o la crisis hídrica impactan de modo desigual en distintas ۶Ƶes.
Crisis climática, riesgo y cuidados: una geografía que pone la vida al centro
Soto subrayó la urgencia de incorporar miradas interdisciplinarias y enfoques situados ante fenómenos como la megasequía, los incendios forestales, la desigualdad territorial y la transición energética. “Tenemos siete de los nueve criterios de vulnerabilidad al cambio climático; ser coherentes con este contexto no es una opción, es una obligación”, sostuvo.
Uno de los ejes centrales fue la noción de los cuidados como infraestructura social crítica, un planteamiento reconocido por ONU-Habitat. Sin cuidados —hacia las personas, los territorios y los ecosistemas— no hay resiliencia posible. “¿Cómo nos vamos a recuperar como ۶Ƶ si no miramos el espacio desde una política de cuidados?”, planteó.
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Asimismo, abordó la necesidad de fortalecer la participación vinculante, incorporar miradas interseccionales en los procesos de planificación, y atender las brechas de género persistentes en la profesión: baja presencia en cargos directivos, menor participación en sistemas de información geográfica, brechas salariales y escaso acceso a redes profesionales.
Al cierre, la académica agradeció el espacio y renovó la invitación a las nuevas generaciones de estudiantes a integrarse al colectivo y a aportar desde sus propios territorios. La respuesta fue inmediata: desde el público se pidió acceso al protocolo de terreno, uno de los documentos elaborados por la asociación que busca proteger a las geógrafas frente a riesgos no contemplados por sus empleadores.
“Creemos que lo que podamos hacer en nuestros diferentes roles va a contribuir a disminuir brechas. Lo que hemos logrado es fruto de la organización, rigor y convicción”, concluyó.
Marcelo Lagos: “rebelión del riesgo", un llamado a repensar la geografía desde la responsabilidad y la memoria
El reconocido geógrafo y divulgador científico Marcelo Lagos abrió su presentación con un mensaje directo: “No podemos seguir pensando que lo estamos haciendo fantástico y que esto va a cambiar por arte de magia”, señaló, adelantando la visión crítica y reflexiva de su intervención.
El académico inició su relato reconociendo su trayectoria y los privilegios que la atraviesan. “Es fácil cuando eres blanco; no me puedo sacar la blancura”, dijo, para enfatizar que su llegada a espacios de alta visibilidad —medios de comunicación, organismos internacionales, instituciones del Estado— implica una responsabilidad enorme: “Cuando tienes dos minutos para ser escuchado, la responsabilidad es gigante, es política”.
A partir de esa visibilidad, comentó, ha intentado impulsar una reflexión más profunda sobre el rol de la geografía en la toma de decisiones. “Sin querer queriendo, aporté a construir un camino para visibilizar el quehacer geográfico”, sostuvo. Pero también destacó que esa visibilidad no basta si no se acompaña de cambios estructurales en cómo se estudia, enseña y gestiona el riesgo en Chile.
Para ilustrar las falencias estructurales del país, Lagos relató el caso del tornado que afectó a Puerto Varas hace pocos meses. “Nadie lo vio venir. Nadie diseña techos contra tornados en Chile. No tenemos alerta temprana, no tenemos normativa”, afirmó, recalcando que este tipo de eventos sigue siendo “un tema huérfano” en la enseñanza de la geografía y en la planificación territorial.
A partir de este ejemplo, criticó el discurso que atribuye automáticamente cada fenómeno extremo al cambio climático como si fuese una explicación suficiente. “Imaginen que no hubiera cambio climático. ¿Seríamos mejores sociedades? ¿Seríamos más cuidadosas? Ni siquiera somos capaces de evaluar la posibilidad de un tornado pequeño. ¿Qué queda para los extremos?”.
Su diagnóstico es claro: Chile no ha logrado mejorar su resiliencia ni reducir la exposición al riesgo, pese al avance científico y tecnológico. “El desastre sigue aumentando. Todo queda en cosmética: señaléticas, sirenas, correr, correr, correr. Pero no hemos cambiado lo sustantivo”.
La rebelión del riesgo: cambiar la forma de hacer geografía
Lagos propuso lo que denomina una “rebelión del riesgo”, inspirada en autoras críticas que cuestionan la pasividad institucional. No se trata —aclara— de un llamado literal a la confrontación, sino de romper con la espera eterna a que las normativas, los planes reguladores o los marcos internacionales resuelvan los problemas estructurales del país.
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“No podemos seguir esperando que nos incorporen, que nos reconozcan, que modifiquen por fin la OGUC(Ordenanza General de Urbanismo y Construcción). Han pasado décadas y cada vez es peor”, afirmó. La rebelión, explicó, apunta a nuevas formas de debatir, actuar y tensionar las estructuras que reproducen vulnerabilidad en el territorio.
“No hay memoria”: falencias estructurales y un país que repite sus errores
El geógrafo fue categórico al señalar la falta de memoria colectiva frente a los desastres. “En 2015, la Teletón quedó completamente inundada en Coquimbo. Medimos columnas de agua de casi 9 metros. Hoy es un centro de atención para adultos mayores. No hay lección aprendida”, afirmó.

También criticó la creación de señaléticas y conceptos sin sustento técnico, como los “Puntos de Encuentro Transitorio” que proliferan en ciudades como Pucón y Villarrica. “No existen en ninguna parte del mundo. Es cosmética territorial”, sentenció.
Marcelo Lagos subrayó que su enfoque no busca la provocación gratuita, sino la responsabilidad y el cuidado. Conectando con la exposición previa de la geógrafa Claudia Soto, afirmó: “Me hace mucho sentido la necesidad de cuidarnos como sociedades humanas y más que humanas. Pero ese cuidado implica actuar, no quedarnos en la inocencia”.
Para finalizar, invitó a las nuevas generaciones a problematizar, tensionar y transformar la forma en que Chile enfrenta los riesgos. “La rebelión del riesgo no es destruir: es atrevernos a pensar distinto. Los desastres seguirán aumentando si seguimos haciendo lo mismo. Y la geografía tiene que ser parte de la solución, no del adorno”.