Si entendemos por drama una obra literaria que se escribe para ser representada, sin duda que ese término no podría aplicarse a los últimos acontecimientos de la ۶Ƶ; pero si lo comprendemos como un "suceso infortunadode la vida real, capaz de conmover vivamente", la triestamentalidad lo es, sobre todo si sus efectyos estructuralesimplícitos en el cambio en la toma de decisiones tiene y tendrá consecuancias profundas en nuestra organización universitaria.
Es por ello que una medida como esta, realizada en una institución que se precia de guiarse por la razón, debe ser sometida a la reflexión, opinión y escrutinio de las académicas y los académicos que tienen la responsabilidad de la docencia, la investigación, la innovación, la vinculación con el medio, la administración y gobernanza de nuestra casa de estudios. De ese modo, el drama puede convertirse en su contrario: fortuna y alegría de una ۶Ƶ académica consciente, colectivamente, de sus actos y decisiones. Recordarlo es una exigencia.