En Chile, cada 14 de mayo se celebra el Día Nacional de la Ingeniería, una fecha que conmemora el arduo trabajo de quienes contribuyeron a la reconstrucción del país tras el devastador terremoto de 1647. A más de 370 años de este acontecimiento, la ingeniería continúa siendo una disciplina clave en el desarrollo tecnológico nacional, marcada por profundas transformaciones y grandes hitos. Uno de los más importantes ocurrió en 1919, cuando la ۶Ƶ otorgó el título de Ingeniera Civil a , convirtiéndola en la primera mujer ingeniera del país y en una figura pionera para las mujeres en el ámbito científico.
Poco se conoce de las vivencias de Justicia Espada, una destacada profesional que derribó las barreras del mundo académico en su época y que continúa siendo un importante referente para las mujeres en Chile y Sudamérica, especialmente para las jóvenes interesadas en las Ciencias y las Matemáticas.
En conmemoración de esta fecha, Mireya Gajardo Méndez, nieta mayor de Justicia Espada, con quien compartió cerca de 17 años hasta su fallecimiento en 1980, recuerda con gran afecto y admiración sus vivencias junto a su abuela, Memé, así como historias familiares y los desafíos que enfrentó para convertirse en ingeniera. Este vínculo personal y emocional la motivó a convertirse en lo que llama, íntimamente, la “archivera familiar”.
Junto a sus tíos y padre, Mireya custodió durante años una valiosa colección de documentos, fotografías, objetos, cartas y planos. En 2019, con su tío Millapol, decidieron donar este material al Archivo Central Andrés Bello de la U. de Chile, que actualmente alberga 247 piezas relacionadas con la historia de la ingeniería y el legado de Justicia Espada.
Además de su brillante carrera profesional, ella formó una familia junto a su esposo, Alfredo Gajardo, quien fue compañero de generación en la carrera de Ingeniería. Posteriormente, tuvieron siete hijos varones: Alfredo, Renán, Ariel, Amílcar, Millapol, Mallén y Solón. Tres de ellos también se vincularon al mundo de la ingeniería o las ciencias, perpetuando así la extensa tradición familiar.
¿Cómo fuiste recolectando este material? ¿Cómo fue llegando a tus manos?
En algún momento mis tíos tomaron conciencia de que la Memé había formado parte de un hito importante en la historia, a pesar de que ella, le restara importancia. Fue entonces que mi familia empezó a guardar todas estas cosas. Cada vez que ella salía en el diario iban guardando sus recortes. Así fue el estado en que el Archivo los recibió, estaban pegados en un papel perforado en un archivador o pegados con goma, sin ningún conocimiento de conservación.
Posterior a eso, cuando yo crecí, la familia me nombró con su humor característico, como la “archivera familiar”. Entonces, lentamente, me empezaron a traspasar todo lo que tenían guardado. Luego de un tiempo compré cajas de archivos de cartón y empecé a guardarlo con un poco más de orden. Debo admitir que las cosas en algún momento sufrieron al no tener las herramientas profesionales para cuidarlas, por lo que luego de muchos años con mi tío Polo (Millapol) que era el único que iba quedando vivo, decidimos entregarlo para que se resguarde acá en el Archivo.
¿Cómo recuerdas a tu abuela? ¿Cuáles eran sus pasatiempos?
A la Memé la recuerdo como una mujer muy curiosa, siempre queriendo conocer y aprender muchas cosas. Además, era muy dulce, tremendamente cariñosa, pero sobre todo estudiosa. Recuerdo que ella realizaba los puzzles del Mercurio, los que hacía Donato Torechio, cuyos crucigramas eran realmente difíciles, pero a ella le fascinaba encontrar todas las respuestas hasta completarlo.
Ella vivió hasta que yo tenía 17 años y aún la recuerdo con mucho amor. Siempre muy atenta con nosotros, en su día a día se dedicaba a un montón de cosas, por ejemplo, recuerdo tardes en que ella me enseñaba a tejer a crochet y pintar cositas chicas. En fin, súper dulce, pero también era tremendamente estricta. Mi tío Polo me contaba que, como eran siete hijos, la Memé y el Tata los dejaban un poco ser, sin embargo, consideraban que el ambiente de la casa, que tuviera hartos desafíos de pensamiento, era súper importante para los aprendizajes en la vida, porque te entra por osmosis el conocimiento.
La Memé trabajaba mucho y sabía hacer muchas cosas. En algún minuto en que tuvieron apreturas económicas, ella desarmó un terno de mi Tata, para aprender a fabricarlos. Entonces, ella le hacía la ropa a él y a los hijos para no tener que comprarla. Los hijos vivían todos con overoles con una especie de color cargo y a “pata pelada”. Gastas menos en ropa y siete hombres jugando, imagínate.
¿Justicia Espada tuvo apoyo de su familia al decidir estudiar ingeniería en esa época?
No sé si la gente conoce la historia de la familia, pero estaban todos un poco locos, eran bien especiales. Todo comienza en Nancagua con mi bisabuelo (José del Carmen Acuña Latorre), que era un personaje bastante particular, era un constructor, fue un señor que trabajó en muchas cosas. En algún momento de su juventud, junto con su mamá y sus hermanos tuvieron que atravesar el río (en este momento no recuerdo el nombre), en carreta y la corriente del río se llevó la carreta y de ser 14 hermanos los perdió a casi todos. Es mi teoría de que por eso el bisabuelo se convirtió en un hombre que vivía la vida y el momento.
En este sentido, él aprendió muchas cosas e hizo un montón de cosas, a él fue al que se le ocurrió ponerles estos nombres raros a los hijos (Sansón Radical, Australia Tonel, Justicia Espada, Tucapel Arauco, América del Sur, Arquímedes Capitán, Chile Mapocho y Grecia Brasil). Él fue quien decidió que los hijos y las hijas iban a ser criadas como personas capaces de todo. Entonces para la Memé fue natural, ella vivía en una familia numerosa, ellos eran ocho, más sus dos papás eran 10 personas, eran un mundo en sí mismo.
Entonces, la Memé entró a estudiar matemáticas en el Instituto Pedagógico, pero ella admiraba mucho a su hermano Arquímedes Capitán que era ingeniero y decide cambiarse a ingeniería sin que su familia tuviera ningún problema. De hecho, todas las hermanas tuvieron alguna profesión, ella fue ingeniera civil, la tía Australia fue música, la tía Grecia profesora y la tía América dentista. Todas fueron profesionales porque crecieron en un lugar en que la diferencia de género no existía. Afuera sí, adentro no.
¿Cómo fue para Justicia Espada estudiar esta carrera en ese tiempo?
Entró a estudiar ingeniería a la ۶Ƶ en 1913, diez años después de su titulación, lo hizo Rosario Jaque, y creo que tuvo que pasar como 30 años para que fueran entrando más mujeres a la carrera. Era una carrera muy masculinizada, todavía la participación de las mujeres es minoritaria, aunque cada vez menos, por cierto.
Ella me contaba de algunos problemas que tuvo estudiando ingeniería, por ejemplo, que no había baños para mujeres, porque no había secretaria, ni personal de aseo femenino, nada, era todo masculino. Todos eran hombres, todos. Y eran tiempos en que tampoco una mujer iba a entrar al baño de hombres. Esto le provocó problemas en sus órganos internos, en la vejiga, específicamente. A diferencia de ahora, las clases en la Universidad eran con jornada completa, entonces, no podía ir a su casa para ir al baño. Este problema, terminó dañando su útero, teniendo que realizar un tratamiento antes de tener hijos. Fue una consecuencia muy fuerte por ser mujer.
Y sí, tuvo algo de discriminación de los profesores, aunque leve, comparado, por ejemplo, con lo que vivió Eloísa Díaz, la primera médica de Chile, que estudiaba en un lugar separado del resto para que no la vieran. Entonces, comparado con ella fue muy leve su discriminación, pero aun así a los profesores no les hacía tanta gracia tener una mujer en el aula. Y una mujer capaz, porque fue con excelentes notas.
¿Alguna vez tu abuela le dio importancia a ser la primera ingeniera de Chile?
La verdad es que nunca se habló mucho, la Memé estaba convencida de que no había hecho ninguna gracia. Que no había sido nada tan especial, es decir, ella había entrado a estudiar ingeniería cuando nadie más, ella solo consideraba que había sido una casualidad. No le dio el peso que le da sociedad hoy. Entonces nunca hizo mucho aspaviento sobre quién era. Además, los reconocimientos fueron más bien tardíos.
Si bien es cierto, fue una privilegiada por la familia en la que nació, no me refiero económicamente, pero sí culturalmente y por la carrera que estudió, su vida profesional fue relevante debido a que refleja parte de la historia de los derechos de las mujeres, cómo hemos ido avanzando.
¿Cómo consideras que ha sido el trabajo del Archivo Central Andrés Bello con el cuidado de estos materiales?
Desde el primer día fue tremendamente emocionante para la familia. Considero que es hermoso el respeto, la dedicación, el cuidado con que han tratado todos los documentos. Sabíamos que eran importantes, pero las y los integrantes del Archivo le dieron más valor. Entonces, para mí y para mi tío, que lo vivimos de primera mano, fue muy conmovedor. Además, algunos de estos materiales fueron parte de la exposición de Mujeres Públicas. Se dieron el trabajo de tener ese detalle, de incluir algunas cosas, de ponerla siempre en valor. A mí me parece súper importante el rescate del patrimonio y la conservación.
Donamos muchas cosas personales y familiares de la Memé, de sus hermanos o del Tata y el equipo del Archivo ha sido capaz de poner en valor eso y de tenerlo como patrimonio familiar. Y eso, yo me imagino que ha sido un trabajo gigantesco porque hay mucha información de distinto tipo y han sido capaces de catalogarlo, agruparlo, para todos comprenderlo. Aquí hay cosas que todavía sorprenden, que nos enseñan a valorar lo que tenemos.
¿Qué siente tu familia por este reconocimiento de parte del Consejo de Monumentos Nacionales?
Desgraciadamente, la mayoría de mis primos viven en regiones, La Serena, Concepción, entre otros lugares. Entonces no pudieron estar físicamente, pero me acompañó mi cuñada y mi sobrino a la sesión. Cuando escuchamos que la Colección se aprueba para declararse Monumento Histórico, estábamos todos muy contentos y emocionados. Siento que a mi abuela le hubiera dado un poco de pudor, pero supongo que habría estado contenta, como tú ves en las fotos, ella no se negaba al homenaje, porque también entendía lo que había detrás. Entendía que, aunque ella lo achacaba a las circunstancias, éstas fueron importantes.
En este sentido, siento que la historia es algo que no hay que olvidar a pesar de que la historia que nos enseñan en el colegio es tremendamente aburrida, repasan batallas, fechas y presidentes, no mucho más. Entonces, conocer la historia por medio de este tipo de archivos, este tipo de patrimonio, es muy importante, ya que es una forma sencilla y cercana para poder entender y reflexionar sobre quiénes somos.