La periodista Mónica Maureira, integrante del Observatorio de Género y Equidad y del Comité de Expertos de la Secretaría Técnica del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará, expuso sobre el proceso de elaboración del proyecto de Ley Modelo para combatir la violencia contra las mujeres facilitada por las tecnologías, creada por el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI). En su intervención señaló que “esta propuesta surge a partir del aumento sostenido de la violencia digital durante la pandemia, pero no es una ley de corte punitivista, sino que tiene pilares de prevención y de reparación, establecidos en la Convención de Belém do Pará”.
La periodista subrayó que esta iniciativa “se amplía a cómo entender las tecnologías digitales, porque no solo estamos hablando redes sociales, sino también de los actores responsables de garantizar el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia en el espacio online. No es sólo el Estado, también lo son las empresas que proveen este tipo de servicio, como las de inteligencia artificial, los proveedores de Internet, los motores de búsqueda, los comercios electrónicos, entre otros”.
La especialista destacó que esta iniciativa se desarrolló con la participación de los Estados, la sociedad civil, con organizaciones de mujeres y feministas, y con mujeres sobrevivientes de violencia.
Por su parte, la académica Patricia Peña se refirió a la importancia de que la academia se involucre directamente en este tema: “La academia juega un papel fundamental para alimentar políticas públicas, y para investigar quiénes activan estas violencias, dónde se ubican y cómo se organizan los ataques coordinados. Pero no se trata solo de tener más datos y estadísticas, ni de tener más papers. Necesitamos que haya un compromiso real por entender en profundidad este tema, y poner esa información al servicio de las ۶Ƶes (…), porque cuando hablamos de una educación sobre los distintos tipos de violencia, tenemos que incluir la violencia digital””.
Luego enfatizó que “cualquier investigación que se haga en relación a cómo viven las mujeres y las personas de las diversidades estas situaciones de violencia, también nos va a ayudar a entender que muchas de ellas tienen una experiencia muy frustrante cuando se denuncia un contenido que está circulando, y sienten una gran desesperación cuando ese contenido no se baja o no desaparece”.
Finalmente, Karen Vergara, representante de la ONG Amaranta, recalcó que “lo que más hemos identificado, es la violencia ligada al pololeo. Hablamos de violencia digital, pero además de tipo íntimo, que cuesta mucho más identificar e identificarse también como persona que está viviendo este tipo de violencia, porque quien la perpetra es alguien cercano, por lo tanto, tiene más herramientas para hacer daño”.
“La tecnología es un vehículo bajo el cual la violencia física y psicológica encuentra otro modo de seguir operando, donde las distancias no importan, las órdenes de alejamiento tampoco, lo que da el poder de atacar 24/7”, puntualizó Vergara.
Las panelistas coincidieron en que no solo sirve contar con mecanismos punitivos, y reafirmaron la urgencia de fortalecer la prevención, la educación digital, la regulación tecnológica y la investigación interdisciplinaria, para enfrentar una violencia que evoluciona con rapidez.
Asimismo, destacaron la importancia de reforzar al poder judicial, a los organismos responsables de la investigación, sanción y reparación de las mujeres afectadas, y la participación de la sociedad civil en la discusión legislativa.
Al finalizar esta actividad, la Dirección de Igualdad de Género estrenó su campaña 2025: “La Violencia Digital No es Virtual. Es Real: Seamos La Clave Del Cambio”, que busca visibilizar y sensibilizar sobre la gravedad y la creciente magnitud de este fenómeno, y promover una cultura de respeto y cuidado mutuo en los espacios digitales.