"Iniciamos este año académico conscientes de nuestro rol histórico, nuestro compromiso público y nuestra capacidad transformadora. Juntos y juntas podemos afrontar los enormes desafíos actuales con valentía y determinación, construyendo una Universidad que sea motor de cambio, refugio reflexivo y referente indispensable para la sociedad chilena y latinoamericana".
Fue parte del discurso emitido por la Rectora de la ۶Ƶ, Rosa Devés, en la ceremonia de Inauguración del Año Académico 2025, que tuvo lugar este martes 29 de abril en el Salón de Honor de la Casa Central de la ۶Ƶ. El acto contó con la charla magistral “¿Necesidad o nostalgia? El programa de la educación pública en el siglo 21” por parte de Cristián Bellei, sociólogo, académico e investigador de la ۶Ƶ y Doctor en Educación por la Universidad Harvard. También asistió el ministro de Educación, Nicolás Cataldo, autoridades del mundo de la educación y la ۶Ƶ de diversas escuelas del país.
En su discurso, la Rectora Devés abordó la importancia de la educación pública para el desarrollo del país y el fortalecimiento de la democracia, subrayando que “continuaremos trabajando colaborativamente para fortalecer la educación pública como base de la cohesión social y la convivencia democrática. Sin educación pública, no hay democracia, y sin democracia, no hay educación pública. Por ello, estamos comprometidos a ampliar su alcance y garantizar el derecho a la educación de todos los niños y niñas de Chile”.
Además, la Rectora Devés destacó la culminación del informe de autoevaluación realizado en el marco del proceso de acreditación institucional del plantel, que fue enviado este lunes a la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). “El proceso sirvió como un ejercicio participativo de reflexión crítica que integra las experiencias y perspectivas de los distintos estamentos universitarios", dijo.
También se refirió a algunos de los desafíos emergentes que marcan el contexto en el que se desarrolla la educación superior a nivel global, que representan “una amenaza directa a las universidades como espacios de pensamiento crítico, pluralidad y libertad intelectual". Entre los problemas, señaló su preocupación ante el "deterioro de las condiciones sociales reflejado en tensiones presentes y fragmentaciones que ponen en riesgo la cohesión y la solidaridad que han sostenido nuestras ۶Ƶes durante décadas”. “Esta crisis social no sólo cuestiona las bases de nuestra convivencia democrática, sino que también amplifica conflictos ya existentes y genera nuevos focos de vulnerabilidad”, dijo.
"Esta compleja realidad nos interpela como institución de educación superior pública en nuestro deber de proteger y promover espacios seguros para la reflexión crítica y la libre circulación de ideas, resistiendo cualquier forma de autoritarismo que busque limitar la autonomía académica y el compromiso con la búsqueda de la verdad y la justicia. Hoy, más que nunca es fundamental que reforcemos nuestra misión de formar ciudadanas y ciudadanos capaces de actuar desde el respeto a la diversidad y a los Derechos Humanos con compromiso ético y responsabilidad social", afirmó.
A continuación, se reproduce el texto íntegro del discurso pronunciado por la Rectora Rosa Devés este martes 29 de abril de 2025:
Es un honor dirigirme a ustedes en la Inauguración del Año Académico 2025, para dar la bienvenida a todas y todos quienes se han integrado recientemente a la Universidad, junto con expresar nuestro agradecimiento a la ۶Ƶ por su trabajo comprometido. Un especial reconocimiento a quienes, como integrantes de la ۶Ƶ educativa ampliada, enriquecen el sentido de nuestra labor formativa, en particular a las y los invitados especiales de los liceos, cuya participación en esta ceremonia valoramos especialmente.
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El compromiso con la educación pública
Hemos querido que esta ceremonia tenga como eje central la educación pública, por ser parte fundamental de nuestra identidad y porque su fortalecimiento constituye una de nuestras responsabilidades.
En ese contexto, ha sido un privilegio contar con el profesor Cristián Bellei como orador principal, cuya trayectoria académica ha estado dedicada al estudio y comprensión de la educación pública, a partir del diálogo permanente con las ۶Ƶes educativas y el conocimiento profundo de sus experiencias. Agradecemos su valiosa presentación, sustentada en una investigación de excelencia orientada al bien común.
En tiempos de restricciones a la libre circulación de ideas en distintas partes del mundo, la educación pública enfrenta nuevos riesgos. Ya no se trata únicamente de las crecientes tendencias hacia la privatización que amenazan su existencia, hoy también se dejan escuchar voces que cuestionan su relevancia en la conformación de la sociedad, señalándola como espacio de promoción de determinados intereses ideológicos, e incluso en algunos países se ha llegado a proponer la eliminación de los ministerios de Educación.
Ese desdén hacia la educación pública no solo daña su imagen, sino que también la aleja de su función social fundamental: ser el espacio más propicio para cultivar las actitudes cívicas necesarias para la vida en común. En contextos diversos, donde convergen múltiples historias de vida y distintos puntos de partida, la educación pública permite reconocernos como sociedad y valorar la fuerza transformadora de la tarea colectiva.
Por eso, quienes ponen en duda los valores democráticos, intentan arrebatarle a la educación pública su valor esencial, trasladando la discusión a una simple conversación acerca de quién debe proveer los servicios educacionales. Sin una educación pública robusta, es más fácil adoptar decisiones autoritarias. Al suprimir “lo público”, se suprime la deliberación, la divergencia y el pensamiento crítico.
Las voces críticas de la educación pública han concentrado su atención en las reformas educacionales iniciadas en 2015, orientadas a construir un sistema escolar más justo. Particularmente, dichas críticas se han dirigido hacia los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP), a pesar de que estos han demostrado avances en los aprendizajes de los y las estudiantes y han permitido concretar el proceso de desmunicipalización de las escuelas. Si bien es cierto que su implementación ha presentado dificultades en algunos territorios, esto no justifica el fuerte rechazo que expresan quienes se oponen sistemáticamente a todo esfuerzo por fortalecer la presencia de la educación pública en Chile.
Esta opinión negativa frente a los SLEP es parte de un discurso que llama a revertir las políticas educacionales que han intentado aminorar la presencia del mercado en el sistema escolar chileno y contrarrestar la extrema segregación que perpetúa las diferencias socioeconómicas en las salas de clases. Revertir décadas de privatización y de lógicas económicas en los procesos educacionales no es una tarea sencilla, pero es una responsabilidad.
Por ello, es importante visibilizar a quienes, con todas las dificultades de contexto, realizan una labor ejemplar.
Es por esta razón que agradecemos especialmente la participación de la delegación de la ۶Ƶ del Liceo Bicentenario Víctor Jara de Peralillo en esta ceremonia, que trabaja comprometidamente para “ampliar el campo de posibilidades” de las y los jóvenes de su región, como tuve oportunidad de constatar personalmente en la inauguración de su Año Académico. Agradecemos también la presencia del Liceo Portal de La Cisterna, con quienes recientemente lanzamos los libros Sumo Primero, desarrollados por el Laboratorio de Educación del Centro de Modelamiento Matemático, bajo el liderazgo de la Profesora Salomé Martínez y la metodología del Profesor Masami Isoda de la Universidad de Tsukuba. Estos textos, en colaboración con el ministerio de Educación, beneficiarán a 1.200.000 estudiantes y a sus docentes, impulsando la renovación de la enseñanza de las matemáticas en la educación básica.
También nos acompañan el Liceo Manuel de Salas, el Instituto Nacional y los Liceos PACE, con quienes trabajamos en forma permanente y de quienes mucho aprendemos.
Asimismo, celebramos la presencia del equipo del ex Liceo C-87 de Pudahuel que, por decisión de su Consejo Escolar, lleva desde diciembre de 2024 el nombre Liceo-Centro Experimental Pudahuel Carén. Agradecemos al equipo interdisciplinario, compuesto por integrantes del Departamento de Estudios Pedagógicos en la Facultad de Filosofía y Humanidades, del Departamento de Educación en la Facultad de Ciencias Sociales, y del Instituto de Estudios Avanzados en Educación, que trabaja junto al SLEP de Barrancas para dotar al Liceo de un renovado carácter experimental, acorde con los desafíos del presente que honra la historia de experimentalidad educativa de la ۶Ƶ.
Esta iniciativa ofrece la oportunidad de crear una red de establecimientos que integre la formación de nuestros siete programas de pedagogía, para lo cual –a través del Programa Transversal de Educación– promoveremos la investigación, docencia, extensión y vinculación con el medio, en coherencia con nuestro compromiso de fortalecer la educación pública en todos sus niveles.
Pero también estamos ampliando nuestra participación en la formación pedagógica. Celebramos que este año, en la Facultad de Ciencias Sociales, se hayan abierto dos nuevas carreras: la carrera de Educación Física y la carrera de Educación Especial, con un plan de estudios innovador y una matrícula total de 96 estudiantes en su primer año.
Junto con ello, y a través del Programa Transversal de Educación, se está implementando el programa Quiero Ser Docente, iniciativa que forma parte de los Programas de Atracción de Talento Pedagógico del ministerio de Educación. En una primera etapa, está dirigido a estudiantes de tercero medio de establecimientos PACE UChile y del Liceo Experimental Manuel de Salas, interesados en seguir carreras de pedagogía, fortaleciendo su vocación mediante procesos de discernimiento.
Continuaremos trabajando colaborativamente para fortalecer la educación pública como base de la cohesión social y la convivencia democrática. Sin educación pública, no hay democracia, y sin democracia, no hay educación pública. Por ello, estamos comprometidos a ampliar su alcance y garantizar el derecho a la educación de todos los niños y niñas de Chile.
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La responsabilidad de la Universidad con su ۶Ƶ y de la ۶Ƶ con su Universidad
En esta ceremonia, deseamos también dirigir unas palabras a los académicos y académicas que se han incorporado recientemente a nuestra Universidad. Ser parte del cuerpo académico de la ۶Ƶ es una tarea exigente y establece una relación de responsabilidad recíproca entre la institución y sus académicos y académicas.
No hay duda que el pilar fundamental de la institución es la calidad de su cuerpo académico, que se ve enfrentado a las altas exigencias de un trabajo universitario cada vez más multifacético: realizar investigación, idealmente situada en los problemas contemporáneos; educar integralmente para ejercer las profesiones en un contexto incierto; trabajar colaborativa e interdisciplinariamente; administrar y gestionar recursos; generar redes internacionales; representar a la institución en instancias públicas; establecer vínculos bidireccionales con la sociedad incorporando nuevos saberes; y atender la multiculturalidad, a lo que podríamos seguir agregando más capas de complejidad, todo esto mientras se desarrollan las capacidades para cumplir con estas tareas en coherencia con nuestros valores.
La Dra. Margaret A.L. Blackie, química de la Universidad de Stellenbosch en Sudáfrica, ha escrito sobre la importancia de acompañar el desarrollo integral de los académicos y académicas. En un artículo publicado en 2010 en la revista Teaching in Higher Education, junto a otros autores, plantea que, si se espera que los académicos mantengan a las y los estudiantes en espacios de vulnerabilidad e incertidumbre que favorezcan su desarrollo personal, es igualmente necesario crear entornos donde los propios académicos puedan explorar sus propias vulnerabilidades e incertidumbres, permitiéndoles así vivir también su propio proceso de crecimiento.
Aunque la incertidumbre es inherente a la tarea académica, especialmente en la investigación, es importante aliviar la incertidumbre que surge al enfrentar nuevas responsabilidades o al adaptarse a la cultura institucional. Para ello, es clave ofrecer entornos libres de juicio y de evaluaciones, donde los académicos y académicas noveles puedan explorar la verdadera naturaleza de sus vulnerabilidades y desarrollarse en un ambiente seguro.
Con ese espíritu, la Dirección de Desarrollo Académico, en conjunto con las facultades e institutos, implementa programas de apoyo al desarrollo académico, tales como la inducción a la carrera académica, el acompañamiento de trayectorias a través de mentorías y las orientaciones para la implementación de Buenas Prácticas de Género en la Academia, entre otros. Asimismo, buscamos que nuestros procesos evaluativos cumplan con la doble tarea de orientar hacia la excelencia y resguardar un entorno sano para el ejercicio de la labor académica. Procuramos que nuestra Universidad reciba, acompañe y apoye el desarrollo integral de sus académicos, porque su desarrollo es nuestra responsabilidad y porque la excelencia de su labor es fundamental para el cumplimiento de nuestra misión.
Lo anterior es igualmente válido para nuestros funcionarios y funcionarias, cuyo trabajo especializado posibilita el ejercicio de cada una de las funciones universitarias. Nuestra responsabilidad es hacer realidad los principios contenidos en nuestra Política Universitaria de Buenas Prácticas Laborales, consolidar la carrera funcionaria y generar las mejores condiciones para su desarrollo.
También nos dirigimos en esta ocasión a nuestros y nuestras estudiantes para expresar nuestro compromiso de ofrecerles todas las oportunidades posibles para su formación integral, de modo que puedan alcanzar su pleno desarrollo personal y profesional. Nos enorgullece que, en su diversidad, representen la riqueza de nuestro país en toda su amplitud geográfica, social y cultural. A través de ustedes, el país se hace presente, no solo con las demandas y desafíos contemporáneos, sino también con la esperanza y la promesa de un futuro mejor.
Tenemos también deudas con ustedes que nos estamos esforzando por saldar.
En 1957, Irma Salas y Egidio Orellana plantearon en un “anteproyecto de reestructuración de los estudios superiores” la necesidad de introducir cambios profundos en la organización de los estudios en la ۶Ƶ, por las razones que paso a citar leyendo un extracto de este texto.
La organización de la Universidad, decían Salas y Orellana:
- “Incorpora prematura e irrevocablemente a los jóvenes en una escuela profesional, sin proporcionarles un periodo para explorar intereses y aptitudes”.
- “Da a nuestra Universidad una organización inflexible que priva a ésta de la plasticidad que exigen las cambiantes y complejas necesidades de la vida social y económica del país. Se manifiesta este hecho en la circunstancia de que ciertas profesiones nuevas no encuentren cabida en la actual estructura”.
- “Disuade a la juventud de explorar campos profesionales nuevos y le impide ensayar nuevas combinaciones profesionales para atender actividades situadas en campos limítrofes”.
- “Impide a los estudiantes universitarios que han errado su vocación el poder rectificar sus rumbos, a menos que cuenten con recursos económicos extraordinarios y estén dispuestos ellos y sus familias a prolongar desmedidamente el periodo de estudios”.
Qué duda cabe que estos siguen siendo desafíos pendientes, y no solo pendientes, sino urgentes de enfrentar.
Esta concepción sobre los estudios universitarios se aplicó a la creación de los Colegios Universitarios Regionales a través de los cuales la ۶Ƶ se expandió a regiones a partir de 1960. Hubo en ese tiempo una voluntad y oportunidad de innovación para todo el sistema universitario chileno, la que debido a distintas circunstancias no cristalizó. Y cómo nos cuesta hoy renovar nuestras estructuras curriculares y organizacionales para enfrentar los mismos desafíos que ya planteaba en esa época Irma Salas: más flexibilidad, plasticidad, oportunidades diversas, espacio para equivocarse y rectificar, y mayor amplitud de acceso. Asombra, emociona e inspira la voluntad de cambio de estas pioneras y pioneros, los riesgos que estaban dispuestos a correr, la mística y la convicción de la necesidad de abrir caminos distintos. Esa fuerza es también nuestra, debemos aquilatarla y reconocerla para la tarea que nos corresponde llevar a cabo.
Estamos confiados en que los nuevos proyectos de integración, apoyados por el Fondo de Desarrollo Académico, van a dar impulso a las trasformaciones que necesitamos para avanzar en los aspectos antes mencionados, así como hacia una mayor integración interdisciplinar para dar lugar a una educación más pertinente que haga sentido a las exigencias del presente.
Este año recibiremos, además de los 500 estudiantes internacionales que participan en actividades de intercambio anualmente, a 60 estudiantes de universidades del Asia-Pacífico que nos visitarán a través del Programa Undergraduate Leaders’ Program (ULP) de la Asociación de Universidades de la Cuenca del Pacífico (APRU). Esta será la primera edición del programa realizada en América del Sur, lo que representa un reconocimiento a la proyección internacional de nuestra universidad y brinda una oportunidad inmejorable para visibilizar los aportes del pensamiento latinoamericano a los desafíos del mundo global. Agradecemos al Instituto de Estudios Internacionales (IEI) por su liderazgo en el diseño e implementación del programa.
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El Proceso de Autoevaluación y la Acreditación Institucional
Como sabemos, nuestra Universidad se encuentra en su cuarto Proceso de Acreditación Institucional desde el año 2004, plenamente consciente de la relevancia de rendir cuentas respecto de su quehacer. En este contexto, la institución busca no solo preservar su posición de liderazgo a nivel nacional y regional, sino también consolidar un proceso sostenido de innovación orientado al mejoramiento continuo y al alcance de la excelencia en sus ámbitos formativos de pregrado y postgrado, así como en sus actividades de investigación, creación artística, innovación y vinculación con el entorno.
Se valora, especialmente, la oportunidad que representa el proceso de autoevaluación como un ejercicio participativo de reflexión crítica, que integra las experiencias y perspectivas de los distintos estamentos universitarios. Este proceso no solo permite identificar ámbitos de mejora en el quehacer institucional, sino que también fortalece las capacidades de la Universidad para proyectarse y responder de manera proactiva a los desafíos que plantea la sociedad contemporánea. Los resultados de la Autoevaluación Institucional constituirán un insumo fundamental para orientar la planificación estratégica a través del nuevo Plan de Desarrollo Institucional que está elaborando el Senado Universitario.
Ayer lunes a las 13:28 horas, después de un arduo trabajo, hemos hecho llegar a la Comisión Nacional de Acreditación el Informe de Autoevaluación a través de su plataforma. Agradecemos a todas y todos quienes contribuyeron a la elaboración de este informe, que busca reflejar de forma veraz el desarrollo de la Universidad y su compromiso con los procesos de aseguramiento de la calidad. Agradecimientos especiales a nuestra Prorrectora, Alejandra Mizala, por su brillante dirección de este relevante y exigente proceso.
El informe da cuenta del progreso de los últimos años, además del trabajo asociado a las observaciones del proceso de acreditación anterior. Se describen los avances en institucionalidad, como la modificación al Estatuto de la Universidad, que valida el voto estudiantil y funcionario en los Consejos de Facultad y crea la Defensoría Universitaria; la aprobación de nueve políticas estratégicas en el Senado Universitario; el progreso en el ámbito de igualdad de género, con la implementación del Sello Genera Igualdad junto al PNUD; la creación de nueva institucionalidad como la Dirección de Desarrollo Académico y la Vicerrectoría de Tecnologías de la Información (VTI); la creación de las ۶Ƶ de Gobierno y de Comunicación e Imagen a partir de los respectivos Institutos, y el nuevo marco legal para el Hospital Clínico. También se da cuenta de la creación del grado de Bachiller General, de ocho nuevas carreras de pregrado, tres programas de doctorado, 23 programas de magíster y seis nuevas especialidades del área de la salud, siendo varios de estos programas interfacultades o interuniversitarios, lo que refuerza el compromiso institucional con el conocimiento inter y transdisciplinario.
Asimismo, se destaca el impulso a la innovación pública y social como motor de transformación para contribuir a la toma de decisiones y al diseño de políticas públicas basadas en evidencia científica. Numerosos son los avances que fortalecen la infraestructura de la Universidad, con una inversión de más de 15 millones de dólares en mejoras y 200 millones de dólares destinados a la construcción de nuevas instalaciones, como las de las facultades de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, de Filosofía y Humanidades, la Plataforma Cultural en el Campus Juan Gómez Millas y el edificio VM20, que albergará a la Facultad de Gobierno, el Instituto de Estudios Internacionales, el Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC) y contará con una sala para conciertos con acústica avanzada, de las más modernas de América Latina, con una capacidad para 1.200 personas, la que nos preparamos para inaugurar en el mes de julio.
Es un hecho que la Universidad se alza como la institución de educación superior más influyente del país, cuyo legado y constante evolución impactan profundamente en la vida de las personas, el avance del conocimiento y el desarrollo de Chile en todos sus ámbitos.
De hecho, en los últimos días hemos celebrado los 25 años del Centro de Modelamiento Matemático (CMM), con la participación de una delegación del CNRS –la principal organización científica de Francia–, encabezada por su Presidente Antoine Petit, con la cual el CMM colabora estrechamente, contribuyendo desde la investigación matemática a enfrentar los desafíos estratégicos del Estado y de la industria, con un impacto que trasciende nuestras fronteras.
En estos días también participamos en un encuentro del proyecto 1000 Genomas: “Chile secuencia a Chile", liderado por el Instituto Milenio “Centro de Regulación del Genoma”, que dirige el Dr. Miguel Allende, y que hoy reúne a siete centros de excelencia científica y 10 universidades, con el objetivo de conservar la biodiversidad de Chile a través del análisis de su ADN, aportando a un futuro sostenible. La genómica se ha convertido en una herramienta clave para transformar nuestro presente y futuro ecológico. Al secuenciar el genoma de nuestras especies nativas, no solo las conocemos mejor, sino que se toma el control de nuestro patrimonio genético. Este es un paso crucial para fortalecer nuestra soberanía sobre lo que somos y lo que nos rodea.
El futuro que visualizamos exige una participación activa de la academia en la búsqueda de soluciones, pero siempre en diálogo con la sociedad. En esa línea, este año se llevará a cabo –con apoyo de la Corporación Andina de Fomento (CAF)– el Programa SUR, que tiene como objetivo “generar estrategias de cooperación y vinculación entre académicos y funcionarios de los diferentes países de la región sudamericana, mediante el desarrollo de acciones de formación, investigación aplicada y promoción de políticas de cooperación e integración en América del Sur”. El programa fue diseñado y será coordinado por el Instituto de Estudios Internacionales, a quienes agradecemos esta iniciativa de alto impacto para la región, que además responde al encargo que nos hiciera en sus visitas recientes el querido Pepe Mujica.
En el ámbito de la cooperación latinoamericana, nos sentimos contentos y orgullosos de ser los invitados de honor a la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios 2025 (FILUNI 2025) organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México, que se llevará a cabo el próximo mes de agosto en México. Además de exhibir su producción bibliográfica, en conjunto con la Editorial Universitaria, la ۶Ƶ presentará una serie de actividades culturales que buscan representar la riqueza de la creación cultural de nuestra casa de estudios y de nuestro país. Agradecemos a Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones y a su Vicerrectora, Pilar Barba, a los equipos de la UNAM y a las embajadas de ambos países por el compromiso y esfuerzo dedicados a la realización de esta importante iniciativa.
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La Universidad frente a la crisis contemporánea
Antes de concluir, quisiera referirme a algunos de los desafíos emergentes que marcan el contexto en que desarrollamos nuestra labor.
El incremento alarmante del autoritarismo que observamos en diversas partes del mundo, manifestado en ataques sistemáticos a la libertad académica, censura, criminalización de la protesta social y persecución de personas defensoras de derechos humanos, representa una amenaza directa a las universidades como espacios de pensamiento crítico, pluralidad y libertad intelectual.
A estas crisis se suma un preocupante deterioro de las condiciones sociales, reflejado en tensiones crecientes y fragmentaciones que ponen en riesgo la cohesión y la solidaridad que han sostenido nuestras ۶Ƶes durante décadas. Esta crisis social no solo cuestiona las bases de nuestra convivencia democrática, sino que también amplifica conflictos ya existentes y genera nuevos focos de vulnerabilidad.
Esta compleja realidad nos interpela como institución de educación superior pública. Es nuestro deber proteger y promover espacios seguros para la reflexión crítica y la libre circulación de ideas, resistiendo cualquier forma de autoritarismo que busque limitar la autonomía académica y el compromiso con la búsqueda de la verdad y la justicia. Hoy más que nunca, es fundamental que reforcemos nuestra misión de formar ciudadanas y ciudadanos capaces de actuar desde el respeto a la diversidad y los Derechos Humanos, con compromiso ético y responsabilidad social.
En este escenario de crisis múltiples, las universidades no pueden limitarse a describir los problemas, debemos procurar que nuestro quehacer esté al servicio de la sociedad en la búsqueda de soluciones. En ese sentido, nuestra Universidad tiene una tarea estratégica en los procesos de anticipación, identificando trayectorias posibles, evaluando riesgos y oportunidades, y colaborando en el diseño de estrategias transformadoras.
No obstante, para que ese ejercicio de imaginación transformadora sea fructífero, debemos reconocer los riesgos que enfrentamos. Entre ellos, el avance acelerado de las tecnologías puede –si no es gobernado con criterios de justicia y equidad– amplificar las desigualdades existentes, fragmentar aún más nuestras sociedades y generar nuevas formas de exclusión. Ya estamos viendo cómo el acceso desigual al conocimiento digital y a la inteligencia artificial comienza a delinear brechas que podrían dividirnos no solo entre ricos y pobres, sino entre quienes pueden o no pueden participar en los procesos de transformación.
En este contexto, las universidades tenemos un papel insustituible en democratizar el conocimiento. No basta con producir saber, debemos transferirlo activamente al sector público, a las ۶Ƶes y al sector privado para que se traduzca en soluciones concretas. Pero también debemos tener una mirada global. Si como país y región no somos capaces de desarrollar nuestras propias soluciones tecnológicas y participar del debate científico-tecnológico a nivel internacional, corremos el riesgo de depender completamente de otras naciones o, peor aún, de unas pocas corporaciones que concentran no solo la infraestructura tecnológica, sino también los datos, la información y las narrativas que moldean nuestras decisiones y emociones.
Estamos enfrentando transiciones críticas. Algunas son procesos en curso, como la transición hídrica, la demográfica o la digital. Otras son transiciones que debemos impulsar, como aquellas vinculadas a la descarbonización, la igualdad de género o la transformación educativa. En todas ellas necesitamos conocimientos especializados, articulación interdisciplinaria y, sobre todo, un diálogo sostenido con otros actores sociales. A pesar de lo evidentemente difícil de esta tarea, no podemos dejar de ser un nodo articulador de estas conversaciones, facilitando la construcción colectiva de soluciones.
Frente a estos desafíos, nuestra Universidad está llamada a reconfigurarse, potenciando su capacidad de diálogo interdisciplinario y transdisciplinario, cultivando una cultura institucional de apertura, respeto mutuo y compromiso público. Debemos consolidarnos como un espacio educativo inclusivo, innovador y crítico, formando liderazgos capaces de responder efectivamente ante la incertidumbre y complejidad del presente.
Querida ۶Ƶ, iniciemos este Año Académico conscientes de nuestro rol histórico, nuestro compromiso público y nuestra capacidad transformadora. Juntas y juntos podemos afrontar los enormes desafíos actuales con valentía y determinación, construyendo una universidad que sea motor de cambio, refugio reflexivo y referente indispensable para la sociedad chilena y latinoamericana.
Muchas gracias.
Rosa Devés Alessandri
Rectora de la ۶Ƶ