En las últimas décadas, Chile ha aumentado sus cifras por nacimientos prematuros. Sin embargo, el actual sistema de salud sólo entrega coberturas a través del plan de Garantías Explícitas de Salud (GES) y el Programa Nacional de Salud a la población recién nacida con menos de 32 semanas de gestación, dejando fuera a la población prematura moderada y tardía. En este contexto, durante el 2023, el 9,86% de los nacimientos en Chile fueron prematuros, de los cuales sólo el 1,44% contó con los requisitos para acceder al GES.
En esta línea, estudios recientes han demostrado que, si bien la población prematura de más semanas tiene un mejor pronóstico, siguen presentando riesgos significativos en su desarrollo motor, lingüístico, cognitivo y socioemocional. Estos déficits pueden afectar su desempeño escolar y su participación en el entorno educativo, resaltando la necesidad de un seguimiento integral desde una edad temprana.
Ante este escenario, y bajo el compromiso público en la creación de conocimientos, especialistas de las ۶Ƶ de Medicina y del Instituto de Educación UCHILE crearon el documento titulado. Este informe aborda la problemática de la insuficiente cobertura y heterogeneidad en la atención y seguimiento de la salud a la población nacida de manera prematura en Chile.
El documento fue elaborado por un equipo académico interdisciplinario, impulsado por integrantes del Departamento de Fonoaudiología que lleva trabajando en la materia hace dos décadas, lo cual se refleja en la obtención previa del fondo Valentín Letelier UCHILE el año 2021. En esta línea, desde la Facultad de Medicina, participan las y los académicos Virginia Moraga, María Angélica Fernández, Daniel Larenas, Lisseth Barra, María Alejandra Marín, Mónica Morgues, Marcela Vega, Carolina Barrera, Karla Squicciarini. Así como también la colaboración del Instituto de Educación a través del académico Ernesto Guerra.
El Policy Brief fue gestionado por la Unidad de Transdisciplina, Redes e Interfaz de la Dirección de Innovación de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo UCHILE. Al respecto, el Jefe de la unidad, Pablo Riveros, destacó la diversidad del equipo. “La composición interdisciplinaria permite construir una mirada amplia y articulada, que abarca desde las intervenciones específicas y la ampliación de la cobertura, hasta una comprensión intersectorial de las políticas públicas e interprofesional en instituciones de salud. Es justamente esta amplitud la que se configura como uno de los principales logros del proceso editorial. La iteración constante entre el equipo redactor y editor permite construir perspectivas más complejas y enriquecedoras, capaces de nutrir el debate público”.
Población prematura en Chile: características y desafíos
Según las cifras del Ministerio de Salud (MINSAL), la tasa de natalidad en Chile ha descendido en forma sistemática, pasando de 21,5 nacidos vivos por cada mil habitantes en 1992, a 9,02 en 2021. Al contrario, los nacimientos prematuros han aumentado, pasando del 5,7% en 1992, a un 9,86% en 2023. En específico, los nacimientos prematuros moderados y tardíos, es decir, aquellos posterior a la semana 32 de gestación, han aumentado en proporción, pasando de un 4,82% del total de nacimientos en 1992, al 8,42% en 2023.
Esta situación genera una problemática de salud pública, pues las y los niños prematuros constituyen una población pediátrica de alto riesgo biológico, con mayor probabilidad de presentar complicaciones biomédicas, patologías crónicas y retrasos en el desarrollo que requieren de intervenciones tempranas y prolongadas.
Al respecto, Virginia Varela, académica de la Facultad de Medicina y una de las autoras del escrito sostuvo que “hay un porcentaje muy grande de niños prematuros que no acceden a las garantías en salud por una norma técnica que se decidió hace más de 20 años. En cifras actuales, todos los prematuros entre 33 y 36 semanas de nacimiento quedan fuera, es decir, queda más del 80% de las y los niños prematuros sin atención policlínica, atendiéndose solamente en los CESFAM”.
Según el documento, esta población presenta frecuentemente morbilidades como dificultades respiratorias, hipotermia e hipoglucemia, como también un alto riesgo de re-hospitalización debido a dificultades de alimentación e ictericia. Asimismo, tienen un alto riesgo de presentar dificultades en el desarrollo neurológico y en funciones neurocognitivas, lo que puede afectar negativamente el aprendizaje y el rendimiento escolar a largo plazo.
En esta línea, María Angélica Fernández, académica de la Facultad de Medicina y autora del documento, mencionó que “no basta solamente con apoyos más indirectos, sino que necesitamos generar un cambio en las políticas públicas para poder atender de mejor manera a esta población, que es una población de riesgo”.
Recomendaciones para la política pública
Dentro de los principales puntos que propone el documento UCHILE se encuentra la ampliación de la cobertura de las prestaciones del policlínico de seguimiento a toda la población prematura moderada y tardía, asegurando su acceso a intervenciones de diferentes profesionales de la salud en etapas tempranas.
Por otra parte, propone el fortalecimiento de la coordinación entre los niveles de atención primaria, secundaria y terciaria para asegurar una continuidad en el seguimiento, evitando la fragmentación de la atención. Lo cual se complemente con programas de capacitación para equipos de salud enfocados en la detección temprana de alteraciones en el desarrollo y la coordinación con el sector educativo.
Ante este punto, la profesora Fernández, destacó que “un elemento importante que se puede implementar en un mediano plazo es la coordinación intersectorial. Es clave que exista una comunicación fluida y constante entre los equipos de trabajo, de salud y educación y que esta esta comunicación sea coordinada de manera que la familia tenga claro cuál va a ser el recorrido de ese niño o niña.
A su vez, la profesora Varela mencionó que “tiene que haber un programa de seguimiento en Chile que incluya toda la población prematura. Uno pensaría que van a entrar un montón de niños que ahora no entran. ¿Qué hacemos entonces con los recursos? Esa es la segunda recomendación, pues debe haber una detección de prematuridad muy temprana, lo cual se puede hacer en la atención primaria de salud (APS). En este primer tamizaje van a quedar aquellos niños que están en más alto riesgo y que tienen retraso, por lo que se pueden realizar intervenciones más tempranas”
Por último, el Policy Brief recalca la gran relevancia que el seguimiento a la población prematura adquiera un carácter de programa de salud pública y aumente sus prestaciones, incluyendo atenciones con diferentes profesionales de la salud (fonoaudiología, terapia ocupacional, kinesiología, psicología, entre otras) que aseguren el seguimiento integral del neurodesarrollo de toda la población prematura hasta su ingreso al sistema escolar.