Apasionada por el teatro de títeres, el año 2003 fundó “Fresca viruta”, espacio que conjuga sus pasiones: la escritura, los títeres y las artes escénicas. Ha recorrido escenarios nacionales e internacionales, viajando en giras por México, Guatemala, El Salvador, República Dominicana, Venezuela, Paraguay y varias provincias de Argentina.
Ha recibido premios provinciales y nacionales y parte de su obra está editada en libros colectivos como El Cuerpo de la palabra, Ed. Buena Vista y la Antología V de la Colectiva de Autoras, Ed. del Celcit, entre otros.
Seguidora de la escritora mexicana Leonora Carrington y del chileno Pedro Lemebel, María Inés resalta su fanatismo por las crónicas y los cuentos. Declara que Las mil y una noches fue y es en la actualidad su libro favorito. Además, repasa los hitos del cronista nacional y su trabajo en Las yeguas del apocalipsis. Quizás, la irreverencia define el trabajo de Prosdócimo, como afirma.
¿Cómo surgió el interés por la lectura en tu vida?
Desde pequeña siempre me interesó la literatura, leer y también escribir. Así que era una cosa que desde niña siempre lo hice en conjunto. Siempre leía. Por suerte, tuve la oportunidad y la posibilidad de acceder a libros de literatura juvenil, literatura para todos los públicos. Uno se acerca a esos libros y a través de eso llega a mundos imposibles. Así que, sí, me gustó siempre leer. Incluso tenía libros preferidos y volvía a leerlos y releerlos y a conectarme con esos mundos, era como una especie de escape de la realidad.
¿Qué te motivó a escribir este cuento?
Este cuento específicamente nace como una especie de relato en paralelo a una escritura de una obra dramática que estoy escribiendo. Una de las voces de los personajes de un texto dramático que estaba trabajando en un taller con un grupo de persona me resultaba muy atractiva. Era una voz muy fuerte que necesitaba su propio espacio, así que hice hablar a la protagonista de este cuento que se llama La Exigua, le di su espacio y la posibilidad de expresarse.
¿Por qué crees que es importante plasmar nuestras ideas a través de la escritura?
Esto es algo que estuvo siempre en mí. Como te contaba, de niña yo siempre jugaba con títeres. Ahora ya de adulta me convertí en titiritera y es mi profesión más fuerte, con la que más me siento identificada, y con esto de la escritura. Entonces, conjugaba esas dos pasiones, siempre me gustó mucho conectarme con la escritura. Yo escribía mis propias obras.
Para mí darle voces a los personajes tenía que ver con escrituras propias, con relatos propios y con experiencias que yo iba teniendo con el mundo, con cosas que conocía, personas que inventaba y después les daba vida. Era como para mí un trabajo completo en ese sentido. No solamente escribía, sino que después cobraban vida escénicamente esos personajes.
¿Cuál es la relevancia que tiene la cultura en nuestras vidas?
Para mí es una forma de provocación. Yo trabajo en artes escénicas como titiritera, también con obras de teatro, me gusta fuertemente la escritura, todo lo que tenga que ver con literatura. Trabajamos en grupos, armamos ۶Ƶes y siempre trato de estar en espacios donde se puede, por decirlo de una manera, hablar mal del poder. Posicionarse siempre en la vereda del frente.
Creo que el arte como herramienta de provocación hace que reaccionemos y nos demos cuenta de realidades duras de vivir. Creo que el arte debe ser eso. Fundamentalmente, por lo menos para mí, siempre tiene que haber una dosis de provocación.
Siempre trabajo desde el lugar de la no corrección, desde la provocación, porque justamente en el caso mío, los títeres y la literatura tienen esta cuestión de provocar, para que el otro reaccione, para que haya una devolución, para que nos llame la atención lo que está pasando y lo que se está diciendo. Es mi forma de estar en el mundo.
Cuando postulaste a este concurso de cuentos, ¿conocías a Marta Brunet?
No, no la conocía. Me gusta mucho participar a través de la escritura de cuentos, me parece que moverme en esta cuestión de los concursos, de los certámenes literarios y demás, me gusta como una forma de preservar esta cuestión del anonimato, que por ahí en otras áreas no está tanto. Porque uno puede participar en espacios donde ya uno tiene una trayectoria o es conocido o se reconoce siempre a las mismas personas.
Entonces, me gusta que en la literatura todavía se conserve esta cuestión del anonimato y me gusta participar desde ese lugar. Decir: “Me están leyendo sin saber, sin juzgarme”. A mí y a muchas personas, y se está realmente llegando al objetivo de la literatura, que es la intimidad con un texto sin saber quién es el autor o la autora.
Me llamó la atención después el nombre de la autora y estuve buscándola y leyendo algunas de sus cosas. La verdad es que me gustó mucho, me interesó. Me he bajado unos cuantos nombres de libros y de cuentos, incluso he visto que tiene cuentos dedicados a la infancia en el lugar donde ella vivía. Me súper interesó y me conectó mucho con cosas que yo también hago, así que muy feliz de haberla encontrado como autora.
¿Qué le dirías a las futuras generaciones de escritoras?
Bien, yo tuve una profe en un taller literario de mi barrio donde yo asistía que siempre nos animaba mucho a participar en los concursos. Me decía: "Es una forma de conectarse con gente, con diferentes jurados". Porque no siempre leen las mismas personas, entonces es una forma de poner a prueba lo que uno escribe o de tener una finalidad, un objetivo es mandar a concursos.
Y sobre todo cuando son libres porque me parece muy importante, a mí me gusta mucho participar en espacios donde yo pueda escribir lo que yo quiera, porque siempre vamos a estar atravesados por las circunstancias sociales. Es muy raro que alguien escriba cosas que no tengan que ver con lo que está pasando y con los contextos sociales.
Así que eso, animarlos a participar porque el camino de la escritura y de cualquier tipo de arte, literatura, lo que sea, siempre es de aprendizaje constante, así que nunca es perfecto lo que uno hace. Entonces, animarse a mandar [cuentos], a participar, porque son espacios también después de encuentros, y de devolución, uno vuelve a recibir cosas también.