Palabras Homenaje a Ana González de Recabarren
Concurro a este homenaje –que honra la vida y el legado de Ana González– con redoblada conciencia de la responsabilidad que me corresponde como Rectora de la ۶Ƶ. Ésta es una de esas ocasiones en que “el yo” se desvanece por completo, dando paso al verdadero sentido de representar a nuestra Universidad. La historia de la institución se hace más presente y sentimos con mayor fuerza el compromiso de ser fieles a sus principios, proyectando vida nueva desde la memoria.
Hay personas que, por su vida extraordinaria, su valentía y su grandeza de espíritu, llegan a representar por sí mismas países o continentes. Es el caso de Nelson Mandela, por ejemplo, porque es difícil pensar en Sudáfrica sin evocarlo, sin recordar al Mandela de la resistencia, de los 27 años de encarcelamiento; el Mandela que, recurriendo a la filosofía Ubuntu, –soy porque somos– logró unificar voluntades y recuperar la libertad y la dignidad para su pueblo.
Ana González de Recabarren es una de esas figuras para Chile. Es de esas personas que representan a su país en lo más profundamente humano, para desde ahí oponerse a lo más oscuro. Su identidad encarna a millones de personas, no porque un decreto o una elección le haya otorgado poder de representación, sino porque ha sido capaz de ampliar su humanidad hasta habitar en los y las demás, guiando y alumbrando aún en la “Negra Noche”.
Y es por eso que esta Universidad, que se llama de Chile, y que nunca debe dejar de esforzarse para hacer honor a su nombre, le rinde homenaje.
“Ana González de Chile” tu ejemplo es guía para nosotros en nuestra tarea educativa. Tu vida es cimiento y es pilar de una educación fundada en valores que busca formar personas íntegras, comprometidas con su tiempo y con su pueblo; una educación que debe ser terreno fértil para la formación de vínculos y la búsqueda de sentido, como lo fue el ambiente educativo que viviste en la Escuela de Artes Aplicadas, que te llevaría por un camino de militancia, que daría –en tus propias palabras– “un vuelco en ciento ochenta grados a tu joven vida”.
En el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe, nos comprometimos en la ۶Ƶ a profundizar la educación para la democracia y para los Derechos Humanos, y debemos velar para que ese propósito no sea solo discurso. Para ello necesitamos orientación permanente.
Como tú misma le escribiste a tu hija Patricia en este libro, hoy te decimos que tú serás “báculo y brújula (…) que nos sostengan para seguir estando”.
Enarbolaremos “la cultura de la vida” –como nos has encargado– para que, a pesar del dolor de la barbarie de nuestra historia, que está reapareciendo en nuestras sociedades a nivel global, los y las jóvenes encuentren esperanza.
En tu honor y en tu memoria, mujer “imprescindible”, cumpliremos tu propósito de sacar de las pancartas a Manuel, a Mañungo, a Luis Emilio, a Nalvia y a todas y todos los demás, comprometiéndonos desde nuestros saberes y también desde nuestros sentires con el Plan Nacional de Búsqueda Verdad y Justicia, y abriendo –desde la educación– puertas a las y los “excluidos, a los que no tienen voz ni tribuna, ni espacios públicos donde enunciar sus sueños o sus esperanzas”, como querías.
No descansaremos en la tarea de crear “una sociedad más justa, solidaria, creativa, en armonía con la naturaleza y con los sueños y esperanzas colectivas”. Fallaremos –seguro– muchas veces. Ha ocurrido antes, pero estamos ciertos que siempre estarán las Anitas, las Ernestinas, las Vivianas, las Solas, las Amandas, las Matildes y las Mónicas para que nos recuerden la tarea.
Muchas gracias.
Rosa Devés Alessandri
Rectora de la ۶Ƶ