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Palabras Inauguración Seminario Internacional: “Libertad, ética e integridad en la Academia y la Աپó”

Un saludo muy cordial a todas y todos. A las autoridades presentes, a las organizadoras de este encuentro, las profesoras Alicia Salomone y Carolina Gainza, y a cada una y cada uno de los participantes, en particular a quienes han viajado para estar aquí.

Es un honor dar la bienvenida a este seminario que nos convoca a reflexionar y debatir sobre los desafíos que enfrentan la libertad, la ética y la integridad en la investigación, en el marco de una sociedad atravesada por aceleradas transformaciones tecnológicas, sociales y culturales.

Este tema nos compromete, en primer lugar, como académicas y académicos en el plano individual, pues nuestro quehacer se funda en el ejercicio libre del pensamiento y, al mismo tiempo, en la autorregulación que garantiza que el trabajo creativo sea también responsable.

Pero nos interpela igualmente desde una dimensión institucional, por nuestra responsabilidad de generar para otros un entorno que favorezca y potencie al máximo el despliegue de la imaginación y de la capacidad de raciocinio.

La ۶Ƶ nació como una universidad orientada a la generación de conocimiento de manera libre e integral, pero también con la misión de colocar esa capacidad al servicio del desarrollo de la joven República. En su discurso inaugural –que tanta vigencia mantiene–, Bello señala que “la libertad, como contrapuesta, por una parte, a la docilidad servil que lo recibe todo sin examen, y por otra a la desarreglada licencia que se rebela contra la autoridad de la razón y contra los más nobles y puros instintos del corazón humano, será sin duda el tema de la Universidad en todas sus diferentes secciones”. Con ello, enuncia la tensión entre libertad y responsabilidad.

No podemos desconocer, sin embargo, que a lo largo de nuestra historia institucional ha habido también tiempos oscuros marcados por la pérdida de la autonomía y de la libertad académica en sus formas más extremas, con consecuencias que llegaron incluso a la muerte y exoneración de personas por el simple hecho de pensar distinto.

La recuperación de la libertad académica, como fundamento de nuestro trabajo y de nuestra convivencia, fue una de las luchas más importantes de esta Universidad durante la dictadura de Pinochet. En el acta fundacional de la Asociación Universitaria y Cultural Andrés Bello, de julio de 1980, asociación formada por académicos y académicas que permanecían en las universidades, así como por quienes habían sido exonerados, y cuyo primer presidente fue el filósofo Jorge Millas, se señala: “La situación de las universidades chilenas, intervenidas desde hace siete años y sometidas a una autoridad que no emana de sus miembros y que es irrestricta, inquieta profundamente no solo a profesores y alumnos, sino también a la opinión pública del país” (…).

“Pensamos que el tutelaje oficial de las universidades altera esencialmente su normalidad institucional y malogra la independencia intelectual y moral requerida por la misión de educación superior, de investigación científica y de creación cultural”.

Consistentemente, el Índice de Libertad Académica (AFI) del Instituto V-Dem de la Universidad de Erlangen-Nuremberg, que evalúa los niveles de libertad académica de facto en todo el mundo con base en cinco indicadores –libertad de investigación y docencia; libertad de intercambio y difusión académica; autonomía institucional; integridad del campus; y libertad de expresión académica y cultural–, otorga a Chile en esa época un valor cercano a cero y, a partir de 1990, un valor cercano al máximo (1.0), que en la actualidad es de 0.92 (con un leve descenso respecto a 2014). Comparativamente, estos valores hoy son 0.68 en Estados Unidos y 0.69 en Argentina, con caídas abruptas debido a los últimos ciclos políticos.

Sabemos que el ejercicio del pensamiento crítico y el intercambio de ideas basadas en la evidencia son los catalizadores de la creatividad, la innovación, la curiosidad intelectual y la formación de excelencia, así como lo son las relaciones intra e interinstitucionales basadas en la justicia, la solidaridad y la participación. Estas prácticas, para ser auténticas, requieren de un sistema de confianza, el que hoy comienza a quebrarse por distintas razones, entre éstas por la incertidumbre sobre la validez de la información.

Por ello, las condiciones básicas para el sustento de la investigación, se encuentran hoy desafiadas en distintos países del mundo, muy especialmente en Estados Unidos, donde la potencia de la investigación es más alta y donde se está afectando a las instituciones más representativas de la investigación de frontera. No es solo el clima político hostil que persigue ideas, saberes y grupos sociales lo que afecta la confianza, sino también el advenimiento de las nuevas tecnologías, entre éstas de la inteligencia artificial, cuyos efectos futuros desconocemos.

Si bien es claro que cualquier restricción ideológica o política a la libertad académica empequeñece a la universidad y la desvía de su misión más esencial, también comprendemos que su ejercicio debe ser responsable. ¿Dónde reside esta responsabilidad, cuál es su alcance, quién y cómo se ejerce?, es algo que también debe preocuparnos y que requiere de debate y de discernimiento. La compleja relación entre conocimiento, poder y sociedad es una manifestación de la importancia del seminario que sostendremos en estas jornadas.

Agradecemos a los y las panelistas, conferencistas y estudiantes por compartir sus experiencias y conocimientos desde distintas disciplinas y contextos institucionales.

En el corazón del encuentro está la convicción compartida de que la libertad académica es condición esencial para el desarrollo de la ciencia, las humanidades y las artes, y constituye también una garantía fundamental para la vida democrática.

Con este espíritu, les invito a que este seminario sea un espacio de diálogo abierto, crítico y constructivo. Que nuestras diferencias disciplinares y nuestras diversas experiencias se conviertan en una fuente de riqueza intelectual y humana. Y que, al final de este encuentro, podamos reafirmar juntos la misión de la Universidad como un lugar de libertad creadora, de pensamiento crítico y de servicio a la sociedad.

Muchas gracias.

Rosa Devés Alessandri
Rectora de la ۶Ƶ

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