Palabras Seminario Homenaje “Chile rumbo al futuro: Legado y desafíos en el centenario del exrector Edgardo Boeninger”
Es un honor darles la bienvenida a este Seminario con el que recordamos al ex Rector Edgardo Boeninger, con ocasión de la celebración de los 100 años de su natalicio, en esta Casa donde su legado permanece. Agradecemos a su familia, especialmente a su hija Iris –con quien lo hemos co-organizado–, al ex Presidente de la República, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y a todas y todos quienes hoy serán parte de este diálogo.
Es significativo que este Encuentro tenga lugar al inicio de un mes tan cargado de sentido para nuestro país: un mes en que recordamos el Golpe de Estado de 1973 y su dolorosa secuela de violaciones a los Derechos Humanos, cuando al mismo tiempo celebramos a la República y la instalación de la ۶Ƶ.
Esos tres hitos son consustanciales en la trayectoria de Edgardo Boeninger, pues reconocido es su papel como Rector de la Universidad en el intenso período de los años ‘70, su rol como articulador de consensos para terminar con la dictadura en los años ‘80 y su decisiva labor como uno de los constructores de la transición a la democracia en los años ‘90.
Con una notable trayectoria, que se irá desplegando en las distintas intervenciones, este ingeniero civil de la Universidad Católica e ingeniero comercial de la ۶Ƶ, profesor, Decano de Facultad de Ciencias Económicas, Rector de nuestra Universidad, servidor público y político, dejó una huella profunda en cada espacio en que realizó su labor. Fiel al principio de “Igual Libertad”, trabajó incansablemente al servicio de la Universidad y el país.
Ejerció la Rectoría entre 1969 y 1973, un periodo convulsionado y polarizado, pero también pleno de esperanzas. La lectura de su pensamiento universitario hoy demuestra la visión de largo plazo que le animaba. Su programa de gobierno para la elección de 1972, que disputó y ganó frente a Felipe Herrera, da cuenta de la vigencia de sus ideas. “La sociedad busca en forma angustiante su futuro“, dijo[1]. Firme defensor de la autonomía, del pluralismo y de la paz universitarias, y contrario a la idea de una universidad militante, tenía –sin embargo– plena claridad respecto a la importancia del vínculo de la universidad con la sociedad. En sus palabras: “La Universidad está socialmente comprometida, no solo por las funciones específicas que tiene a su cargo, sino porque los universitarios son un grupo que debiera estar especialmente preparado para aplicar la razón, la imaginación y la persuasión a la problemática social y también porque los estudiantes universitarios son uno de los sectores más dinámicos e idealistas de la ۶Ƶ chilena”. Pero no tenía una concepción elitista: “Todas estas organizaciones populares deben vincularse con la universidad, porque la relación de esta con la sociedad no puede hacerse con un pueblo abstracto que oficia de auditorio, sino con un pueblo organizado en torno a sus propios intereses”, escribió.
También abogó por la flexibilidad de los planes de estudio, señalando que eran esenciales para que el estudiante pudiera orientar su formación conforme a su vocación, para esto era necesario posibilitar los traspasos entre carreras, promover la articulación vertical de los programas y crear las condiciones que hicieran posible el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Son temas que, hasta hoy, siguen estando en el centro de la modernización de la Educación Superior.
Igualmente, estuvo siempre muy presente en él la preocupación por los problemas económicos y sociales de los y las estudiantes. Frente a ello, proponía avanzar hacia un sistema de “Seguridad Integral del Estudiante”, cuyo espíritu encuentra eco en nuestro actual Modelo de Desarrollo Integral del Estudiante, orientado a profundizar la equidad y la inclusión, y que ha requerido articular de manera más estrecha las áreas de bienestar social y de aprendizaje.
En otro ámbito, pienso que, conociendo su mirada pionera hacia Asia y el Sudeste Asiático, y con la convicción de que Chile podía convertirse en un puente eficaz entre América del Sur y esa región –visión que plasmó en múltiples actividades vinculadas a APEC y sus organismos–, habría celebrado nuestra estrecha relación con las universidades de Asia-Pacífico a través de la Asociación de Universidades de la Cuenca del Pacífico (APRU), en cuyo Comité Directivo participamos. Del mismo modo, habría alentado la reciente participación de nuestra Universidad en la Feria del Libro de la UNAM, la semana pasada, con una delegación de 120 personas, así como el trabajo que desarrollamos desde el Instituto de Estudios Internacionales en favor de la integración latinoamericana.
Y, sin duda, habría valorado iniciativas como Tenemos que Hablar de Chile, el Encuentro por Chile, la coordinación de la participación ciudadana en el segundo Proceso Constitucional y, más recientemente, Más para Chile, que hemos llevado a cabo en conjunto con la Universidad Católica para fortalecer la participación democrática.
Hoy, su legado viene a recordarnos que estas sendas son correctas y que no sólo es posible, sino también necesario, construir acuerdos amplios que construyan institucionalidad, fortalezcan la estabilidad y otorguen a Chile un lugar relevante en el mundo.
En este tiempo de tensiones políticas y de fragmentación, su énfasis en el establecimiento de acuerdos transversales resulta particularmente vigente.
Al conmemorarse los 50 años del Golpe de Estado en 2023, la ۶Ƶ renovó su compromiso con la democracia y los Derechos Humanos. Este Seminario tributa, sin duda, a esa voluntad institucional, pues una preocupación para el Chile del futuro es el fortalecimiento de la democracia en momentos de creciente apoyo a derivas autoritarias en diversos países.
Nuestra nación no es inmune a los movimientos actuales que desconocen la importancia de las instituciones democráticas y prefieren saltarse la mediación política de partidos y organizaciones para inflamar directamente las emociones de las personas.
Con ello, la racionalidad que debería conducir el debate público se ve amenazada, proliferando la desinformación y la propaganda de soluciones simples para problemas difíciles. Esa simplificación de la vida política era rechazada por Edgardo Boeninger, quien siempre apeló a una discusión basada en la evidencia, considerando la complejidad de la vida social y el ordenamiento político.
Otra de sus lecciones, que también hoy se actualiza debido al asedio al pensamiento crítico y libre en distintos lugares del mundo, es la defensa de la autonomía universitaria. Ese principio elemental para el quehacer académico lo defendió en dictadura, rechazando someterse al control militar. Con ello, también honró el legado de nuestro primer Rector Andrés Bello, quien en el discurso de instalación de la ۶Ƶ, el 17 de septiembre de 1843, abogó por “la libertad como contrapuesta a la docilidad servil”.
Con este acto, su Universidad y su país le agradecen por una vida dedicada a lo público en su sentido más profundo.
Muchas gracias Iris. Muchas gracias a todos y todas ustedes.
Rosa Devés Alessandri
Rectora de la ۶Ƶ
[1] Revista IDU "Informaciones y documentos universitarios" (۶Ƶ).